Calor extremo aumenta hasta 10 veces el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares
Las condiciones del verano representan peligro significativo para adultos mayores y personas con enfermedades preexistentes.

Calor extremo aumenta hasta 10 veces el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
El calor es riesgoso para la salud. Las altas temperaturas que se presentarán durante este verano son especialmente peligrosas para las poblaciones vulnerables, como los adultos mayores, los niños pequeños y las personas con enfermedades preexistentes, como hipertensión, diabetes, obesidad, obesidad mórbida y afecciones cardíacas, alertó el Dr. Martín Salazar, presidente de la Sociedad Peruana de Hipertensión Arterial.
Advirtió que incluso las personas sanas que practican deportes o desarrollan sus trabajos en circunstancias de calor extremo sin adecuada hidratación, pueden padecer agotamiento por calor o el cuadro más grave conocido como golpe de calor, el cual tiene muy alta mortalidad.
“El calor extremo aumenta la mortalidad cardíaca entre un 3 y un 10%, ya que provoca deshidratación, lo que acelera la frecuencia cardiaca (taquicardia) y reduce anormalmente la presión arterial (hipotensión), dificultando la regulación de la temperatura corporal. En el caso de las personas con condiciones preexistentes, el estrés térmico suma una carga adicional al sistema cardiovascular, lo que eleva el riesgo de descompensaciones y complicaciones graves, como infartos, desmayos con caídas y fracturas”, destacó el especialista.
Enfatizó que algunos medicamentos, como los diuréticos y los betabloqueadores, pueden aumentar la sensibilidad a los cambios de temperatura en adultos mayores con hipertensión.
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Por ello, Salazar brindó estas recomendaciones para mantener hábitos saludables y actuar de manera oportuna:
- Evitar la exposición prolongada al sol: Esta exposición incrementa la sudoración, que puede llegar a ser de hasta 2 litros por hora, lo que ocasiona deshidratación e hipotensión arterial, afectando la función cardíaca. Se recomienda evitar la exposición directa al sol entre las 10 a. m. y las 4 p. m. para reducir el riesgo de golpes de calor. En caso de ser necesario estar al aire libre, es importante usar ropa ligera, protector solar y sombrero para protegerse de los rayos UV.
- Identificar síntomas: Es necesario estar atento a los primeros síntomas de descompensación por un cambio brusco de temperatura, como la disminución notable de la actividad física (hipoactividad), mareos, desmayos, reducción del volumen urinario y aumento de la somnolencia durante el día, que pueden indicar un riesgo mayor para la salud cardiovascular y requerir atención médica inmediata.
- Chequeos médicos periódicos: Mantener un control regular de los signos vitales y consultar al médico ante cualquier cambio o malestar es esencial, especialmente si se tiene una enfermedad preexistente. Las visitas periódicas permiten realizar chequeos preventivos y ajustar el tratamiento según las condiciones actuales.
Hidratación y alimentación
La deshidratación es común en el verano y puede provocar aumento en la frecuencia cardíaca y disminución del volumen sanguíneo, lo que dificulta la circulación y disminuye de manera anormal la presión arterial. Se debe consumir alrededor de 2 litros de agua diarios, así como bebidas con electrolitos. Además, se debe seguir una alimentación balanceada, rica en frutas y verduras, que proporcione los nutrientes esenciales para fortalecer el sistema inmunitario y cardiovascular.
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