El crimen organizado como herramienta de control
Un medio poderoso y eficaz como para interferir en el manejo de los acontecimientos políticos.
Lo que comenzó como una iniciativa encaminada a cumplir con lo que recomendaba la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Trasnacional Organizada del año 2000, conocida como la Convención de Palermo, con el paso de los años se ha convertido en una herramienta política cada vez más contundente y eficaz como para disuadir a cualquier adversario o contrincante que de una u otra forma pretenda ir en contra de las decisiones que provienen de quienes ejercen el gobierno de turno.
Una forma subliminal de trasladar la guerra jurídica directamente al escenario judicial. Hablamos de que sin mediar mayores elementos de análisis, juicio, pruebas o indicios razonables sobre una posible responsabilidad penal nada despreciable, surge de la noche a la mañana la aseveración categórica e indiscutible devenida de una autoridad sobre la pertenencia a una organización criminal.
Me refiero a la Ley N° 30077 conocida como la “Ley contra el Crimen Organizado” y a cada una de las modificaciones de la que ha sido objeto vigente desde el año de 2014 que entró en circulación, como el marco legal referencial más importante sobre el cual pueden girar y recircular todo un cúmulo de acciones y decisiones judiciales como para intimidar a los adversarios catalogados como los más contrincantes.
Las prácticas heterodóxicas
Hablamos de una serie de prácticas legales disidentes y nada usuales, que aunque no necesariamente se condicen con los fines primigenios para lo cual fue ideado un marco legal para luchar contra el crimen organizado, en la práctica pueden resultar un medio letal como para desanimar a cualquier adversario o persona que no se encuentre de acuerdo con las políticas de estado.
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Se trata de acciones legales nada desdeñables, si de lo que se trata es interferir en el manejo de los acontecimientos políticos para fines de poder orientarlos a la consecución de determinados fines que no necesariamente se condicen con la democracia como régimen transparente de gobierno.
Un medio particularmente eficaz y poderoso como para interferir en el manejo de los acontecimientos políticos, si de lo que se persigue no es otro objetivo que verificar un posible escenario futuro.
Una legislación penal específica proveniente de un compromiso internacional, que aunque a la misma vez resultó confusa, ambigua e imprecisa en lo que atañe a sus definiciones y conceptos, si lo que se busca no es otra idea que neutralizar o contrarrestar a los adversarios, no deben existir muchas dudas que en efecto se trata de un marco legal particularmente apropiado y ajustado, como para disuadir a cualquier antagonista que en algún momento pueda sentirse animado a plantear alguna crítica.
El marco legal reflexivo
Refiero que se trata de un marco legal con título ostentoso, en el que muchas veces solo basta que confluyan tres o más personas con fines delictivos para afirmar que se trata de una organización criminal con componentes estructurales, elementos temporales y funciones específica e incluso con un razonamiento teleológico.
No solo hablo de limitaciones descriptivas respecto al tipo penal de crimen organizado, sino a todo el aparato legal y operativo que acompaña a una legislación legal de esta naturaleza, en la que prima un personal especializado a dedicación exclusiva, recursos presupuestales inusuales en comparación a otros sectores de la administración de justicia, prerrogativas excepcionales referidas con la intimidad, acceso a las comunicaciones, seguimiento personal o colectivo, reglaje sistemático, levantamiento de información reservada, tiempo de duración de la investigación y aplicación de medidas de coerción personal.
La gama de delitos
En nuestro medio, la lista de delitos que se circunscriben al crimen organizado es particularmente amplia y frondosa como para llamar poderosamente la atención, a tal nivel que parecería que se trata de una legislación penal aparte y específica que tiene su propio organigrama descriptivo, razonamiento y en el que las sanciones superan los parámetros tradicionales para toda clase de delitos.
Hablamos, de delitos de conspiración, secuestro, trata de personas, contra el patrimonio, extorsión, delitos informáticos, usurpación, delitos monetarios, posesión de armas, municiones y explosivos, tráfico de inmigrantes, delitos ambientales, genocidio, desaparición forzada, corrupción, falsificación de todo tipo de documentos, lavado de activos, entre otros.
Las medidas excepcionales
Para investigar cualquiera de estos delitos se han establecido plazos excepcionales cuya investigación y enjuiciamiento puede durar varios años hasta que se resuelve finalmente.
Los procesos judiciales por crimen organizado han dejado de ser juicios comunes, para convertirse en procesos emblemáticos y representativos en los que aparecen involucrados políticos, empresarios, partidos políticos y altos funcionarios
La narrativa
Menciono que el crimen organizado tiene mucho de mito y relato no porque no exista la organización como tal en el mundo de la criminalidad, sino más bien porque se trata de una narrativa muy bien montada que hace referencia a que se trata de una actividad de gran envergadura con suficiente capacidad como para desestabilizar gobiernos enteros, involucrar grandes espacios territoriales, someter a millones de personas y suscitar un clima generalizado de desestabilización social y política incluso en contra de la democracia como sistema de gobierno.
Hay quienes afirman que el crimen organizado afecta la democracia como régimen de gobierno y pone en grave riesgo la seguridad mundial y las relaciones entre países.
El régimen laboral
En realidad, se trata de la instauración de un régimen global de control y dominación, ideado como otros tantos, para fines de orientar, redefinir o desorientar sectores importantes de la opinión pública, dependiendo de la coyuntura y lo que se encuentre en juego respecto al intencionado manejo de las fuerzas políticas y económicas de un mundo cada vez más interdependiente y sometido.
Hablamos de dinero o activos sucios inmensamente cuantiosos que circulan y recirculan en el sistema financiero global sin mayores controles o supervisión, de maliciosas políticas monetarias que afectan a naciones enteras, de intereses soterrados relacionados con el cambio climático y el calentamiento global, de la fragmentación de los espacios sociales para fines de control territorial, de la pérdida de la ética en las economías internacionales, de la especulación financiera como negocio o los fraudes corporativos internacionales que afectan a millones de seres humanos.
Una forma de control que permite tener absortos a grandes sectores poblaciones por miedo o por animadversión, para que solo vean lo que interesa que miren, y a la misma vez, dejen de ver o no visualicen lo que conviene que no miren.
La simbología
Nos referimos a una forma de describir determinados hechos relacionados con el crimen organizado, con el contenido de imágenes y símbolos para sacrificar una parte de la realidad misma, como si fuera una verdad que no requiere mayores análisis, en tanto que es verdad como tal y punto.
Metáforas sobre la existencia del crimen organizado para organizar y poder dominar lo real, y a la misma vez, minimizar o reducir a su exigua expresión otra realidad que se trata de ocultar o que pase desapercibida o sean superpuestas Por ejemplo Los Cuellos Blancos del Puerto versus el Club de la Construcción o de Odebrecht como crimen organizado.
La metáfora
La metáfora del crimen organizado se emplea cuando surge la necesidad de darle a algo un nombre propio y específico, a través de una forma o una expresión deliberada que resulte simbólica y englobe una sola idea fija como si fuera la única verdad, frente a la cual no caben dudas ni restricciones.
Hablamos de diagramas que contienen símbolos o emblemas en materia de crimen organizado que, por un lado, identifican a autoridades o instituciones de control o represión con nombre propio; y de otro lado, de imágenes de personajes importantes que marcan el curso de los acontecimientos.
Una referencia mediática impactante plagada de metáforas o medias mentiras con diferentes tonos, que atrae el interés de la opinión pública tomando como eje central la existencia de una organización criminal en las altas esferas del poder o la función pública.
Dicha referencia diagramada de la criminalidad organizada se alimenta y retroalimenta de una continuidad de noticias alarmantes, que más allá de ser o no ciertas, por el contrario, carecen de todo tipo de restricciones como para convertirse en la única verdad como si fuera la absoluta.
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