Helada y friaje: ¿cuáles son las diferencias?

Fenómenos climatológicos ocurren en zonas altoandinas y en la selva del Perú.

Con la llegada del invierno, muchos especialistas hablan de helada y friaje, pero ¿cuál es la diferencia? Las heladas se producen en la zona altoandina, mientras que el friaje tiene ocurrencia en la Amazonía.

En nuestro país, las heladas y el friaje causan daños no solo materiales; sino también a la salud de las personas, ya que incrementa el riesgo de Infecciones Respiratorias Agudas (IRAS), y corre peligro la ganadería y agricultura.

Las heladas son un fenómeno atmosférico recurrente en las zonas altoandinas del Perú, ubicadas generalmente a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar, donde la temperatura ambiental desciende a, incluso, menos de 0°C, con mayor intensidad en regiones de Puno, Arequipa, Tacna, Moquegua, Cusco, Ayacucho, Huancavelica, Pasco, Junín y Apurímac.

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La temperatura baja a niveles inferiores al punto de congelación del agua. Incluso, causa que el vapor que está en el aire se congele y se deposite en forma de hielo en las superficies. Además, existe la helada agrometeorológica, que significa el descenso de la temperatura del aire a niveles críticos para los cultivos y hasta mata los tejidos.

¿Qué ocasiona el friaje?

Los friajes en la selva responden a la incursión de masas de aire frío provenientes de la Antártida, que a su paso por el Perú generan el descenso de la temperatura en la selva que puede variar entre 10°C a 20°C hasta valores de 10 °C a 5°C. Por lo general, afecta a los departamentos de Madre de Dios, Loreto, Ucayali, Huánuco, San Martín y la selva de Puno y Cusco.

Las principales consecuencias del friaje en la Amazonía son afectaciones, por ejemplo, mediante problemas de salud a causa de las bajas temperaturas y la baja sensación térmica. Los fuertes vientos y lluvias intensas afectan la salud de niños y niñas, además de causar estragos en la infraestructura de casas y escuelas.

Para contrarrestar estos fenómenos climatológicos se recomienda abrigar a la población, especialmente a menores y adultos mayores. Además, vacunarse contra la neumonía e influenza, así como consumir frutas para conservar energía. También, se aconseja cambiar de polo a los niños las veces que sea necesario para evitar que se enfermen y participar en actividad física y lúdica en el aula y la casa para contrarrestar el frio.

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