Lima podría quedarse sin agua en dos años

Instalación de tuberías en zonas altas cuesta nueve veces más que en lugares llanos.


Tras el aniego ocurrido en San Juan de Lurigancho, un grupo de especialistas de los sectores públicos y privados plantearon soluciones para el mejoramiento del abastecimiento y tratamiento del vital elemento, durante el primer foro ‘¿Qué hacer con la gestión del agua potable y saneamiento en el Perú?’.

El evento contó con la participación del presidente de Sedapal, Francisco Dumler; el presidente del instituto Invertir, Daniel Córdova; el directivo de Capeco, Guido Valdivia; la directora de AFIN, Leonie Roca; el exministro de Vivienda, Milton Von Hesse, el periodista Jaime de Althaus; y la colaboración de la fundación Naumann.

Las estadísticas indican que solo en Lima se consumen alrededor de 957 millones de litros de agua cada 24 horas, tres veces más que en otras capitales de Sudamérica. Por ello, se estima que en el año 2021 no alcanzará agua para los cerca de 10 millones de habitantes de la ciudad de los reyes.

En temas vinculados a proyectos de inversión, las entidades públicas y privadas unen esfuerzos para reducir los costos en la instalación de redes en las zonas altas, ya que cuestan nueve veces más que en lugares llanos. Además, la mesa de expertos reveló que no existe un protocolo definido para enfrentar una escasez de agua ni propuestas ventajosas para la renovación de tuberías.

La contaminación es otro de los graves problemas que pone en jaque la distribución del líquido elemento para las futuras generaciones; puesto que los principales ríos de la capital: Rímac, Chillón y Lurín; no tienen el cuidado necesario y continúan circulando con alto grado de polución. Este hecho ocurre sin considerar que en la actualidad, nuestra capacidad de potabilización aún es baja.

De otro lado, la anhelada construcción de la planta desalinizadora ubicada en la jurisdicción de Santa María del Mar camina a paso lento, mientras atraviesa una serie de cuestionamientos por parte de las autoridades del distrito. En simultáneo, la ciudad de Bogotá ya reservó más de 220 millones de metros cúbicos de agua potable para enfrentar una eventual escasez.

CUOTA DE PODER

“El origen de este mal ocurre porque la gestión pública está fallando. Los políticos ocupan su tiempo en buscar su cuota de poder, en vez de trabajar por mejorar el almacenamiento de los recursos hídricos y erradicar la contaminación de los ríos”, añadió Daniel Córdova.

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