Padres y colegios deben acordar planes de pago
¿Considera la teleeducación como una modalidad válida y efectiva para los estudiantes de primaria y secundaria?
Sí, dependiendo de cómo se hagan esas transmisiones y con qué fin. Si se graba el dictado de clases escolares convencionales en una pizarra y se espera que los alumnos aprendan de eso, a la par que trabajan en sus libros o cuadernos viendo televisión, no funcionará. La teleeducación tiene un formato distinto. Por ejemplo, si se hiciera una novela sobre una familia viviendo con el coronavirus, o documentales sobre cómo se hace una vacuna, o programas en los que líderes de opinión entrevistan alumnos para abordar diversos temas de actualidad, o autores de libros infantiles o juveniles conversando con los alumnos sobre su libro, o se hacen juegos, o concursos para que los alumnos manden respuestas por teléfono o chat, etcétera, puede ser motivante. Además, a partir de todo ello se les puede pedir a los alumnos que elaboren algo, por ejemplo un diario, estadísticas sobre el desarrollo del coronavirus, anécdotas, humoradas, experiencias de organización en casa, o hagan alguna actividad que luego reportarán en el colegio cuando regresen, puede tener sentido.
-Para algunos padres de familia, la teleeducación no reemplaza la educación presencial y, en consecuencia, no deberían “pagar la pensión completa” del colegio privado donde estudian sus hijos. ¿Cuál es su posición al respecto?
La ministra de Educación de Ecuador, Monserrate Creamer, que es inteligente y sensata, ha contestado sin ambages similar pregunta en el país del norte: “El cobro de las instituciones particulares es por los 12 meses del año, prorrateado en 10 meses. Eso significa que en este momento ese cálculo sigue corriendo, ya que el país vive un cambio de modalidad que es la del teletrabajo. Eso no significa que los trabajadores de las instituciones educativas no reciben honorarios por el cambio de modalidad. Hay que pagarles. Se trata de sostener el sistema educativo”. Creamer invitó a que las familias que atraviesen una fuerte crisis económica acudan a la institución educativa y acuerden, por ejemplo, planes de pago (El Comercio, Ecuador). Creo que eso es lo que corresponde también al Perú.
-El presidente de la Asociación de Colegios Privados de Lima, Edgardo Palomino, sostuvo que las pensiones deben pagarse de todos modos y, una vez que termine la suspensión, se debe iniciar la recuperación de clases…
La recuperación de clases presenciales tiene un límite; puede entenderse quizá para un par de días pero ¿qué pasa si hay dos meses sin clases? ¿Cómo van a recuperar eso, si se trata de desconocer que las clases no presenciales equivalen a los días presenciales? ¿Le van a pedir a los profesores que devuelvan sus sueldos para devolver pensiones a los padres? En mi opinión, lo que cabe es recortar el año escolar en el número de semanas que dure la emergencia y reprogramar el resto para que calce con lo que queda del año en curso y lo que no es posible pasarlo al año siguiente. ¿Usted cree que en Italia, Israel o España, entre otros -mayoritariamente educación pública- a alguien se le va a ocurrir que los alumnos recuperen 2 o 3 meses de no asistencia a clases con 2 o 3 meses de clases en vacaciones? Y si por alguna razón lo hicieran, ¿cuál sería el nivel de productividad de profesores y alumnos que regresan de clases luego del estrés del encierro a los que además se les castiga eliminando sus vacaciones? No lo veo pedagógicamente viable.
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