Hoy hace 30 años: ¡Tarata nunca más!
Fundación Juana López-Víctimas del Terrorismo realizará un evento a las 5:00 p.m.
Por Alfredo Vignolo
La Fundación Juana López-Víctimas del Terrorismo realizará este sábado un evento conmemorativo por los treinta años del atentado en la calle Tarata en el distrito de Miraflores, desde las 5.00 p.m..
Aquel día de triste recordación, dos vehículos, cada uno cargado con 250 kg. de explosivos, explotaron a las 9:15 p.m., matando a 25 personas e hiriendo a 250, el atentado fue perpetuado por el grupo terrorista Sendero Luminoso (SL). La onda expansiva destruyó 180 casas, 400 negocios y más de medio centenar de automóviles que estaban estacionados en las inmediaciones.
Por ese año, el Perú estaba sumido en una situación de inseguridad civil interna debido a los constantes y crecientes ataques terroristas. Dentro de estos grupos, el autodenominado Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso era el de más radical accionar, totalizador y perpetrador de la mayor cantidad de actos de esta naturaleza.
Una de las medidas polémicas para restablecer el orden en el país, fue el autogolpe que el presidente Alberto Fujimori dio la noche del domingo 5 de abril 1992. Este consistía en la disolución de la Cámara de senadores y diputados y los otros poderes del Estado, entre otras medidas de carácter político-militar.
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Dentro de los ataques senderistas de ese año, previos a Tarata, estuvo el asesinato de la dirigente vecinal del distrito de Villa El Salvador, María Elena Moyano, quien era conocida por criticar a Sendero Luminoso (SL) y sus acciones terroristas, fue ejecutada por un comando senderista el 15 de febrero mientras concurría a una fiesta comunal de su distrito. En el asesinato, luego de dispararle varias veces, los terroristas hicieron explotar su cuerpo con una carga de dinamita.
El 5 de junio, un coche bomba explotó en el frontis del canal de TV Frecuencia Latina (Jesús María) cerca de la medianoche. Este hecho marcó un nuevo hito dentro de la escalada de violencia vivida, ya que era la primera vez que el grupo terrorista atacaba abiertamente a un medio de comunicación social. En el atentado falleció el periodista Alejandro Pérez.
El día del ataque fue el jueves 16 de julio de 1992 y el objetivo original fue la agencia del Banco de Crédito del Perú (BCP), ubicada en las intersecciones de la Av. Larco y Shell, en Miraflores.
Durante la tarde de aquel nefasto día, el contingente senderista de Lima realizó ataques menores contra comisarías y entidades financieras con el objetivo de dispersar a las fuerzas policiales, y conseguir así el camino libre para perpetrar el hecho.
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Según testimonio de militantes senderistas entrevistados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), el destacamento número doce de Sendero Luminoso (SL) en Lima estaba al mando del ‘camarada Daniel’ (identificado posteriormente como Carlos Mora La Madrid en los archivos de la Comisión).
Alrededor de la hora pactada, ocurrió una oscilación de luz seguida por uno de los apagones que caracterizaba a Lima en ese tiempo. La idea original era estallar los explosivos en el frontis de la referida entidad bancaria a las 9:20 p.m., pero un vigilante del banco no les permitió estacionarse en el lugar pactado, realizando disparos con su arma de protección. Decidieron, entonces, dejar el vehículo en la intersección siguiente (que era la calle Tarata) y dejar que el carro avance lentamente hasta el momento de su explosión. Una vez en la calle, el conductor del vehículo disminuyó su velocidad y lo abandonó, ya que según se dice, la mecha del explosivo ya estaba encendida.
La carga era entre 400 y 500 Kg. de ANFO mezclada con dinamita. Los edificios afectados fueron El Condado, San Pedro, Tarata, Residencial Central y San Carlos. La onda expansiva alcanzó casi los 400 metros a la redonda, a tal punto que el motor del auto utilizado por los terroristas, fue a caer sobre el techo de un estacionamiento de vehículos lejano al centro del atentado.
El trágico saldo final fue de 25 personas muertas, 250 heridos y pérdidas materiales superiores a los 3 millones de dólares de aquella época, afectándose aproximadamente un centenar de edificaciones cercanas entre bancos, boutiques, casas, centros comerciales, librerías y hasta galerías de arte.
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Las condenas contra el grupo Sendero Luminoso (SL) llegaron desde distintos puntos del mundo, así como también la solidaridad con el pueblo y el gobierno para sobreponerse a esta situación.
Era la primera vez que se realizaba un acto terrorista hacia un objetivo civil a gran escala, y también fue el primer ataque directo contra uno de los ‘corazones’ de la ciudad.
También sucedieron autocríticas al interior de Sendero Luminoso (SL), cuyas principales cabezas reconocieron este acto como ‘error’ que no debió suceder debido a que no era el objetivo principal.
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