¿El defensor del «fujimorismo centrista»?
¿Existe el «fujicerronismo»? La etiqueta ha agarrado posicionamiento en medios y redes sociales gracias a la convergencia parlamentaria entre la bancada de Keiko Fujimori y las bancadas pro Cerrón-Castillo quienes han instalado en el notable cargo de «defensor del pueblo» a Josué Gutiérrez, un antiguo operador del nadinismo-humalista y hoy un evidente anexado a «Perú Libre».
En estricto no han sido solo los naranjas quienes eligieron a Gutiérrez. Acción Popular, los acuñistas de APP y los podemitas de Luna Gálvez han sido esenciales en el resultado. Así que más que «fujicerronismo» acá ha habido un pacto multipartidario de sectores que empiezan a no tener escozor —a diferencia del pasado inmediato— en llegar a acuerdos entre ellos, en cubiletear según sus partidarizados estimados políticos. No sorprende con Acción Popular cuyos impunes «Niños» blindaron a Castillo jugando en pared con Cerrón. Tampoco con APP de César Acuña ni con Podemos de Luna Gálvez quienes actuaron como una suerte de garantes del prosenderismo corruptor del dúo Castillo-Cerrón desde el 28 de julio de 2021. Pero ver a los naranjas fujimoristas abiertamente en estos entreveros hace que la etiqueta del «fujicerronismo» capte toda la atención y agarre tracción mediática.
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¿La jugada de los estrategas de Keiko ayuda a la proyección de Fuerza Popular? Se ha dicho que los keikistas han dado este paso como parte de una negociación ante el cambio anual de la Mesa Directiva del Congreso. También que cedieron la Defensoría a la extrema izquierda a cambio de poder colocar a algún candidato conveniente en la próxima elección de un miembro del Tribunal Constitucional. Pronto se verá.
Hay por cierto una dimensión política e ideológica de fondo en la que ocurren estos posibles intercambios. Luego de la salida de Castillo el 7/D, Fuerza Popular inició afán en posicionarse como una opción «de centro» dentro del juego y el espectro político nacional. No un «centro puro» sino uno que se inclina a la izquierda. Sobre ello hemos escrito (ver: «La ‘centrista’ Keiko». 19/2/2023. M. Lagos. Expreso) y señalamos cómo este proceder puede recolocar con sorpresa las líneas divisorias en lo que viene del impredecible proceso peruano. El vocero fujimorista Miguel Torres acaba de decir además, salvando para su agrupación una posición central en el espectro, que han sido «la izquierda y la derecha los que se tumbaron» a su inicial candidata defensorial (Delia Muñoz). No obstante, curiosamente después dieron un giro de tal magnitud que terminaron votando en bloque por Josué Gutiérrez confirmando así que hay un acercamiento, un nexo entre ambas agrupaciones como ha revelado el perulibrista Américo Gonza («no solo fue en la elección del defensor del pueblo, también fue para el Tribunal Constitucional y hasta en el caído proyecto del adelanto de elecciones», ha dicho Gonza).
Es posible entonces que el afán por ubicarse como operantes «centristas» y con tendencia a la izquierda conservadora (una intención nada nueva por cierto: Keiko ya lo había soltado en 2014 y Luz Salgado en 2016), puede hacer en adelante que el fujimorismo no tenga mayores remilgos en converger aún más con el cerronismo y sus satélites congresales. Quizá detrás yace también el recelo a ser desplazados en la competencia política por los celestes de Renovación Popular de López Aliaga o la centroderecha projuvenil de Avanza País.
Retomando el momento, ¿qué podría pasar ahora con la Defensoría del Pueblo? La designación de un evidente bróker de «Perú Libre» en esta institución tiene un signo y un nivel de riesgo político no menor. Se trata de una importante institución muy descentralizada por todo el país. Posee considerables presupuestos y cuenta con años de haber estructurado redes y contactos con diversos sectores sociales y dirigenciales. ¿Puede asegurarse que no habrá un descarrilamiento institucional? Fujimoristas, acciopopulistas, acuñistas y podemitas han entregado el control de la Defensoría del Pueblo a fuerzas que podrían agravar los sesgos, su infiltración política y la manipulación indirecta de la conflictividad social en la que se desenvuelve como crucial observador.
Y como también se ha advertido: Josué Gutiérrez tendrá influjo en el nombramiento de jueces y fiscales ya que presidirá —en su condición de Defensor— la comisión que eligirá en 2024 a la nueva Junta Nacional de Justicia (JNJ). Ahí también hay mucha carne que no pocos lobos y lagartos de la política estarían ansiosos en devorar —como otros— a pedazos.
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