¿Marchas fracasan por rechazo a ‘caviares’ que hicieron presidente a Castillo?
Algo se ha escrito y dicho sobre las causas que limitan que las protestas -aún con focos violentistas- no estén calando entre la población pese al considerable rechazo a Dina Boluarte registrado por algunas encuestas (descartando por sospechosas las que se hacen vía telefónica).
Uno de los motivos que inhibe la participación sería la fuerte violencia política planificada vista luego del autogolpe del 7 de diciembre por parte de los extremistas (incluyendo a terroristas y delincuentes) y como venganza por la expectoración de Pedro Castillo.
Otro va por los daños económicos que provocan las movilizaciones y los paros. Un asunto no menor por la crisis económica y de inseguridad. Los bolsillos vacíos o las cuentas en rojo pesan más que las batallitas políticas que autoprovocan un daño material evidente. Por ejemplo en Puno, Cusco, Arequipa, etc… hay serias preocupaciones por la ausencia de turistas; y un rechazo inocultable a las extorsiones políticas y las amenazas de violencia contra los emprendedores que no se unen a las protestas antigubernamentales.
También se ha dicho que es el sancochado, el entrevero forzado de reclamos, contradictorios inclusive los cuales apuntan a manipular políticamente las circunstancias. Ahi están los descabellados pedidos de libertad y restitución de Castillo y Betssy Chávez, una de sus cómplices; además de la cantaleta de la Asamblea Constituyente, el ilegal cierre del Congreso, etc… junto a un inconstitucional adelanto de elecciones que no asegura en absoluto que lo que venga para el país sea mejor.
También se ha dicho que mientras no surja un liderazgo claro que se ponga a la cresta de las manifestaciones (como lo intentó Toledo en la “Marcha de los Cuatro Suyos”, aunque ciertamente no se está hoy ante una “dictadura” como se pretende etiquetar al boluartismo), éstas no calarán entre la población.
En suma pues, múltiples factores pueden estar limitado los desenlaces a favor de la extrema izquierda, sus narrativas y sus funcionales. Y hay otro factor más, quizá con cierto peso y que suele obviarse.
Muchos entre la ciudadanía a nivel nacional ven cómo los llamados “caviares” políticos, progresistas o de “centro” (respaldados por sus activistas periodísticos) buscan capitalizar las protestas. Ahí aparecen hasta los del Partido Morado y los vizcarristas afanosos en recuperar protagonismo.
La gente puede estar resistiendo aceptar que estos sectores lideren cuando también fueron los que facilitaron la llegada a Palacio de Gobierno, el hacerse del poder al corrupto prosenderista Castillo y sus asociados. ¿Cuál es la autocritica que estos grupos se han hecho por haber convertido a Castillo en un falso “mal menor” en 2021 y habérselo encajado a los peruanos como una “esperanza política” de peligros mínimos o “controlables”?
No contentos con ello hasta ayudaron a victimizarlo apostando a la carta del “racismo” y hasta justificaron o invisibilizaron cuanta tropelía se iba perpetrando desde el desgobierno. Fueron los mismo que sirvieron hasta de escudo de la otrora vicepresidenta Dina Boluarte a la que creyeron poder controlar (ello no ha ocurrido) si el prosenderista era vacado.
Lo que podría estar sucediendo entonces es que un grueso de peruanos que no marcha ni en las regiones ni en la capital (más preocupados además por sus ingresos y la situación económica que por la revancha política) puede a la vez rechazar a Boluarte y al Congreso, pero también a los caviares “centristas” que hicieron presidente a Castillo (y cogobernante a Cerrón) y que ahora se autopresentan como los “salvadores de la democracia”.
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