Andrea Cabel, poeta: “Volver siempre será una pregunta”
'A dónde volver. Poemas “reunidos”', es una exploración poética de la identidad, la memoria y la búsqueda de raíces a través de una estructura no cronológica que refleja fracturas y encuentros personales.
Andrea Cabel, poeta: “Volver siempre será una pregunta".
“A dónde volver” no es una antología cronológica, sino una reestructuración de tu poesía. ¿Cómo decidiste organizar y reunir los poemas en este libro?
Intuitivamente, intenté imaginar un encuentro. Por ello empecé intentando delinear rostros en la sección “Retratos”. Luego intenté recordar momentos en donde existía cierta “narrativa”, es decir, cierta cohesión en tema y en forma. Por ello los dos acápites que siguen son sobre fracturas a diversos niveles: “La eternidad de una esquirla” y “Fruta partida”. El poemario termina con “A dónde volver” que es el título que le da nombre al libro y ahí radican casi todos los inéditos (hasta ese momento). El objetivo era encontrar en otros espacios simbólicos y físicos preguntas para poder hacer un camino nuevo.
En la primera sección, “Retratos”, exploras el espacio familiar y el reconocimiento a través de los rostros de tus seres cercanos. ¿Cómo influye el entorno familiar en tu construcción del yo poético?
Efectivamente, algunos de los poemas tienen que ver con mi familia y con cierta búsqueda. En esa línea, considero que el yo poético (o sujeto hablante en el poema) es uno que busca raíces, que necesita saber de su pasado para entender mejor su presente que es como un maremoto, como un desborde de situaciones. Pero no encuentra suficientes raíces, quizás por eso la sección “Retratos” es tan breve, son solo 6 poemas. Su brevedad también busca tener cierta consonancia con los versos del inicio, los del epígrafe de toda la sección que es de Jorge Eduardo Eielson, con los versos finales de “Ceremonia solitaria alrededor de un tintero”.
La segunda sección experimenta con un estilo teatral. ¿Qué te atrajo a este enfoque y qué buscabas explorar con las voces de “a” y “b”?
Efectivamente, intento experimentar un poco con el estilo teatral. Siempre me gustó la intensidad del lenguaje de Tennesse Williams (en “Un tranvía llamado deseo”, por ejemplo) pero me impresionó, en su momento, también la forma como Samuel Beckett desafiaba el lenguaje, lo quebraba en “Esperando a Godot”. De hecho, ambos son referentes en esta parte del poemario. “a” y “b” son dos personajes que se hablan, como los protagonistas de “Esperando a Godot”, desde una circunstancia de fractura. Están siendo conscientes de que los separan y hablan desde esa situación. Separarse es, al mismo tiempo, para esos personajes, una forma de luchar desde su propia imposibilidad.
El lenguaje poético en tu obra parece ser un material en constante exploración y construcción. ¿Cómo defines la relación entre la poesía y el lenguaje en tu trabajo?
Siempre he pensado que vamos armados de significantes más que de significados. Es decir, que muchas veces no podemos decir perfectamente lo que queremos porque nos faltan palabras, pero tenemos sonidos, tenemos ritmo, tenemos la capacidad de generar intuiciones. Y la poesía, el arte de intentar decir lo que realmente queremos en la unidad mínima de expresión, en la condensación máxima que es el verso, siempre va a ser fascinante para los que nos dedicamos a intentar luchar con la realidad de que los significados se nos escapan. Mi trabajo intenta explorar sus propios límites, sus formas cambiantes, es como un cuerpo vivo, que respira, cambia, canta.
En la sección final, que da nombre al libro, propones una especie de retorno o búsqueda. ¿Qué significa para ti ese “volver”?
Ese volver es una pregunta, es un intento por buscar raíces, por generar puentes, por establecer memorias paralelas a algunas reales. Por ello aparecen lugares como San Antonio, Pittsburgh, Lima, habitaciones cualquiera, o incluso canciones como “Três da madrugada” interpretada por Gal Costa y escrita por Carlos Pinto y Torquato Neto, que es casi un soundtrack que persigue la letra de mis poemas en ese acápite. Justamente la letra narra la historia de un sujeto que pasea por la noche, solo, perdido, deambula intentando encontrar un lugar a donde volver a una hora donde todo es vacío. Es, como te comentaba, más una pregunta que una respuesta. Volver siempre será una pregunta, un intento, un gerundio, una búsqueda.
Experiencia y memoria
Tus poemas parecen estar profundamente conectados con la experiencia y la memoria. ¿Hasta qué punto consideras que la poesía es una reconstrucción de la realidad o una reinterpretación de tus vivencias?
Como sabemos, el hablante en un poema es, en principio, ficcional. No necesariamente todo lo que se “narra” en el poema es real. En un apartado de mi primer poemario, por ejemplo, titulado “Todas las mujeres han sido tú”, cada poema tenía el título de una mujer, y cada una era tomada de una obra literaria. Intentaba imaginar sus voces, sus circunstancias fuera y dentro de las obras. Intenté jugar con la intertextualidad. De hecho, es imposible escapar de ella. Lo mismo que de la polifonía. Intento que mis versos no sean monólogos sordos, como conversamos antes, aparecen personajes, aparecen momentos en los que se desafía los límites de la palabra misma. Es decir, hasta qué punto lo que digo, es, realmente, lo que quiero decir.
LO MEJOR DE CULTURAL:
Jorge Arce: “Hay que ver y sentir el arte como el desarrollo del alma”
Elizabeth Ingunza Montero: “Hay que ver al libro como el mejor compañero de viaje”
Pia Ella afirmó que estudiar música en Berklee es un sueño que se puede hacer realidad
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.