Carlos Zúñiga Segura: «En el signo y aroma del poema está mi madre»
Sus versos imponen un estilo que solo se explica como resultado de las deidades de los Andes; es belleza pura, purita. Su voz ruge, se agiganta y se expande incontenible.
Carlos Zúñiga Segura: «En el signo y aroma del poema está mi madre».
¿Cuánto has caminado por la ruta de la poesía?
Cursando el 4to año de primaria -en cada actividad cívica-, declamaba poemas de distinta autoría; y es cuando siento con mucha algarabía el mágico mensaje de mis Apus, instándome a escribir mis propias creaciones. De aquella fecha han transcurrido 66 años enhebrando vivencias, imaginerías, fragmentos de la experiencia humana personal y/o colectiva. Es una ruta enriquecedora, que ilumina el espíritu de mi corazón.
¿Y valió la pena seguir esa ruta?
Con toda seguridad. Me siento gratificado por los colegas, amigos, y lectores a nivel nacional e internacional. Vale la pena consagrar tantos años en la difusión de la poesía, saberse útil consagrando toda una vida en la construcción del futuro de tantas generaciones, quienes con su palabra viva te expresan su agradecimiento, al punto que una institución educativa, un CEBA en Acostambo, lleve tu nombre, todo en la plenitud de tu existencia.
¿Es cierto que en tus horas difíciles buscas refugio en la noche pampina?
Aquellos años Tayacaja no contaba con alumbrado eléctrico, las calles oscuras, las casas con mecheros; es entonces cuando escribí el poema. Noche … de lúgubre velo. En el signo y aroma del poema está mi madre, refugio, consuelo, vida y esperanza.
Has eternizado las horas juveniles cantando a la noche pampina, ¿verdad?
Las imágenes primigenias de la vida, son como tatuajes impregnadas en las texturas del alma. Quedan en la retina para siempre. Música, gastronomía, costumbres, vivencias que con los años te han de servir para construir el edificio escritural que será tu sello o te representará con el esplendor de sus imágenes coruscantes y encantatorios.
Le has dedicado a Tayacaja muchas horas que has plasmado en publicaciones, ¿tienes alguna deuda pendiente con Tayacaja?
Le debo gratitud el haber nacido en Tayacaja, una provincia que aun pese a los esfuerzos no reconoce su propia historia y tradición. Hemos acuñado una frase para ese logro; Tayacaja no es solo una provincia, es un sentimiento, Hay grandes presencias entre las que nombramos a Hernández, los hermanos Bolaños, Sergio Quijada Jara, He publicado cerca de diez libros únicamente a Tayacaja, producto de arduas investigaciones, cotejar datos, ir a las mismas fuentes y difundirlas para el conocimiento de todos. Tengo un libro Historia de Tayacaja, que espero salga algún día, quizá pueda considerarse como una deuda…no lo sé.
Cambiando de tema, ¿imaginas tu vida sin La manzana mordida?
La revista es la razón de mi vida, mi Ser en el Ser. Nos imantamos para constituirnos en una entidad cultural hace 48 años, somos una misma esencia de fe y esperanza. Por otra parte, he asumido la música a través de algunos huaynos, la historia, los mitos y leyendas de mi provincia. La manzana mordida está maravillosamente ligada a mí y viceversa. Juntos para siempre.
Quienes te leemos y te seguimos soñamos con que ese momento en que iniciaste esta tremenda cruzada cultural mordiendo una manzana, ¿será posible repetir ese mágico momento?
Fue el 23 de setiembre de 1975, día de la primavera. Cuánta emoción, amigos de distintas generaciones en casa, para saludar y celebrar el acontecimiento. Día de fiesta espiritual donde todo traslucía algarabía a raudales. Al dar la primera mordida de las manzanas acarameladas, en el recital y el tradicional pago a la tierra con objetos personales es algo irrepetible, inigualable.
Por Sixto Sarmiento
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