Cuando Verástegui unía poesía y música

A 72 años de su venida al mundo, su creación maravillosa sigue maravillando las almas.

Por Cesar Rojas

A pesar de que el Reniec dice que murió, hoy Enrique Verástegui Peláez cumple 72 años de encarnarse en cuerpo humano, tiempo en el cual ha salvado nuestras almas con su evangelio no solo poético, sino musical. Así nos lo recuerda su amigo, el escritor Rodolfo Ybarra.

«En sus recitales cantaba, y era fanático de Velvet Underground y de su vocalista Lou Reed. Enrique componía de forma hetedoroxa: cantaba y buscaba un amigo músico como José Ramos, que lo plasmaba en el pentagrama. Siempre generaba la música», señala.

«Terriblemente romántico»

Harry, como se le decía amicalmente al estudiante de Economía que se volvió inmortal conjugando versos, sonidos y matemáticas, también le contó a Ybarra cómo gestó su proyecto Ética en medio de las protestas políticas de hace décadas en la legendaria Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

«Escribí En los extramuros del mundo entre mitin y mitin estudiantil, en el Centro Federado de Economía, envuelto en una terrible soledad. Yo era un chico provinciano que llegaba a Lima, que no tenía amigos, y me dediqué a escribir ese libro que al final salió gustando a todo el mundo», decía.

«Luego percibí que era un libro terriblemente romántico, en el cual se hablaba de frustraciones amorosas», confesaba el siempre inmortal símbolo de las artes peruanas.

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