Omar Aramayo destaca la obra ‘El pez de oro’: “Gamaliel Charata es el precursor de la descolonialidad”

Omar Aramayo sostiene que ‘El Pez de Oro’, de Gamaliel Churata, seudónimo de Arturo Peralta, confronta dos grandes visiones de mundo: Una, racionalista, representada por Platón y Saulo de Tarso; y la otra, que nace de las entrañas del ande, instintiva, intuitiva, subjetiva, y animal.

Diario expreso - Omar Aramayo destaca la obra ‘El pez de oro’: “Gamaliel Charata es el precursor de la descolonialidad”

Tú afirmas que “El pez de oro”, de Gamaliel Churata, tiene diferentes registros de escritura, como son la poesía y la narración; y, a la vez, diversos tópicos, como son la ética de la naturaleza y el inframundo. Incluso, haces un parangón entre la llamada “biblia del indigenismo” y “Ulises”, de James Joyce.

El Pez de Oro es un libro complejo y complicado, que está por encima de la linealidad del discurso. Un libro fragmentario, de hilos magnéticos imprevisibles, en una urdimbre que el lector debe descubrir durante su faena, hasta hacerse de un corpus ideológico multidiverso. El lector tiene que lucharla con paciencia, hasta acostumbrarse a un artefacto sui generis. Son fragmentos labrados en una prosa saturada de significación, de espacios densos, en un lenguaje vanguardista (ultraísta y surrealista); además barroco, a la manera Espinosa y Medrano, el cura apurimeño- cusqueño del siglo 18, y colindante con Martín Adán, el gran barroco peruano. Es un barroco andino. Pero, además de ultraísta y barroco, Churata tiene una visión de mundo peruana y americana. Es necesario conocer, a través del quechua y el aymara, y de la experiencia, la visión de mundo de los habitantes del Altiplano y del Ande. En eso radica su indigenismo.

Esa prosa fragmentaria, o ya consistente y argumentativa, histórica o filosófica, se alterna con diversas especies poética de origen prehispánico, que cumplen una función musical de contralto. De modo, que es un texto que difiere de lo convencional, por sus registros y tonalidades distintas; por los tiempos históricos, míticos, y personales, cuando aborda uno o varios temas.

El Pez de Oro, es una novela de la cultura. Para algunos, descubrir el género al cual pertenece, los desanima en las mismas puertas de ingreso. Creen que es una colección de fábulas mágicas, que también las hay, pero no trata de eso. Se requiere de una cultura general, y en momentos de gran hondura filosófica para acceder a su contenido.

Tienes una lectura filosófica de “El pez de oro”. Sostienes que, en esta obra, que, a decir de José Carlos Mariátegui, representa el “indigenismo vanguardista”, se produce una confrontación entre los pensamientos andino y occidental; y, que, esta es la primera expresión del pensamiento decolonial.

Churata es un precursor de las teorías contemporáneas de la decolonialidad. Los conquistadores europeos no solamente sometieron a las nuevas tierras económicamente, impusieron una manera de pensar el mundo, de creer, trajeron una nueva fe; e impusieron una conducta, la del dominador, que se hace patente en los actos mínimos de la vida. En la sexualidad, por ejemplo. Churata de una manera directa o parabólica, alegórica, metafórica descubre esa manera colonial. El racismo o el machismo, son las expresiones más visibles de esa conducta colonial. Es imposible ingresar a ese edificio inconmensurable, que es El Pez de Oro, sin los insumos de la filosofía. Un hábil equilibrista podría entrar por el techo, por las ventanas, pero no tendrá acceso a la cripta dorada, luminosa, del Pez. La llave es la filosofía y las fuentes filosóficas. Por eso el director de la Escuela de Filosofía de la Universidad Nacional de San Marcos, el filósofo Zenón Depaz convocó a la cátedra Churata. Depaz, ha dicho que Churata es el filósofo más importante de América Latina.

En El Pez de Oro, Churata confronta dos grandes visiones de mundo. Una, racionalista, representada por Platón y Saulo de Tarso. La otra, que nace de las entrañas del Ande, instintiva, intuitiva, subjetiva, animal. Habla del cuerpo y el espíritu como una mónada leibinitziana, no hace la partición platónica o cristiana de cuerpo y alma. Gamaliel Churata es un temprano crítico de las teorías desarrollistas. También un precursor del animalismo, la defensa de los animales. Básicamente un defensor del hábitat humano y de la ecología; su libro es un monumento al panteísmo, al sentimiento de la naturaleza, y a la observación de las pulsiones de la materia.

También postulas la existencia de una cierta filosofía de la historia en “El pez de oro”, que consiste en que el hombre andino no viaja al futuro, sino que viaja al pasado.

Gamaliel Churata habla de un gen recidivante, un gen que viene de la antigüedad, de los seres que crearon culturas como la Atlante o la Paracas, latente en la gente que habita en las entrañas del Perú y América. SÍ es verdad, que las antiguas civilizaciones hicieron grandes avances a la agricultura, la arquitectura, la metalurgia, o la astronomía, su aporte mayor es el buen vivir, el sumaj kausay, el suma kamaña.  Viajamos hacia ese mundo.

Finalmente, aseveras que “El pez de oro” representa la carnavalización del mundo. Aquí, haces otro parangón, entre esta obra y “Gargantúa y Pantagruel”, de François Rabelais.

Las paranomasias, jitanjáforas, calambures, onomatopeyas, caudalosas en su discurrir, crean un texto donde el lenguaje, por momentos, es el personaje del libro. El autor tiene la ambición extrema de crear un espacio oral, de instalar la oralidad. Ese impulso lúdico, hace un carnaval del lenguaje. Hace días, en la universidad Nacional San Marcos, encontré a una estudiante que realiza su tesis sobre un paralelo del Finnegan Wake, el libro radical de James Joyce, en paralelo con El Pez de Oro, precisamente por el afán pan lingüístico, o quién sabe metalingüístico.

Importante poeta

Omar Aramayo es uno de los más importantes poetas peruanos. Su obra, recientemente reconocida en Europa, inspira y moviliza.

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