Sol Pozzi-Escot habla del arte de la conversación: desafíos y riesgos

Joven comunicador describe la responsabilidad con la que asumió su trabajo literario y periodístico, en su obra ‘Prueba de Coraje: Conversar en el Perú’.

Diario expreso - Sol Pozzi-Escot habla del arte de la conversación: desafíos y riesgos

Sol Pozzi-Escot, ¿crees que la conversación, como herramienta periodística, es suficiente para construir comunidad en un país como el nuestro, o ves limitaciones en nuestra capacidad para dialogar?

La conversación es una herramienta poderosa, pero no suficiente por sí sola. En un país como el Perú, donde la diversidad es tan rica como las desigualdades son profundas, el diálogo enfrenta limitaciones culturales, históricas y sociales. Sin embargo, creo que es un punto de partida necesario. La conversación abre ventanas, invita a la empatía y confronta ideas. Pero para que realmente construya comunidad, debe ir acompañada de acciones concretas y un compromiso de todas las partes para trascender los prejuicios y las barreras que nos separan.

En un país donde la historia se escribe desde el conflicto, ¿cuál es el rol del arte, y más específicamente del cine y la poesía, para curar nuestras fracturas sociales y culturales?

El arte tiene la capacidad de expresar lo que las palabras no siempre logran. El cine y la poesía nos permiten vernos reflejados, a veces de forma cruda y otras de manera esperanzadora. Son espejos y ventanas a la vez: nos enfrentan con nuestras contradicciones y nos conectan con lo que compartimos como sociedad. En un país marcado por el conflicto, el arte no solo documenta las fracturas, sino que propone formas de sanarlas, crea espacios de diálogo emocional y simbólico.

En ‘Prueba de Coraje’, hablas de personajes que trascienden sus circunstancias. ¿Consideras que esa capacidad es inherente al ser humano o una excepción marcada por privilegios, talentos, o contextos favorables?

Es una mezcla de ambas cosas. Creo que todos los seres humanos tienen una capacidad inherente para superar adversidades, pero no podemos ignorar que algunos tienen mejores puntos de partida. El privilegio, el acceso a la educación o las redes de apoyo marcan diferencias. Sin embargo, muchas historias en el libro demuestran que, incluso en contextos adversos, hay personas que logran trascender gracias a su resiliencia y determinación.

Mencionas que el cine es una forma de rebelarse y tender puentes. ¿Piensas que el cine peruano contemporáneo ha logrado cumplir ese rol, o está todavía atrapado en sus propias limitaciones narrativas y de producción?

El cine peruano ha avanzado mucho, pero sigue enfrentando enormes limitaciones, especialmente en producción y distribución. Dicho esto, hay voces que están desafiando los moldes y proponiendo narrativas que nos confrontan con nuestra identidad y nuestras tensiones sociales. El reto está en darle continuidad a estos esfuerzos y en encontrar formas de llegar a más público porque el cine, cuando se hace con verdad, tiene un potencial transformador inmenso.

¿Cómo dialogan, en tu libro, las perspectivas de los entrevistados? ¿Dirías que existe un hilo conductor que une sus visiones, o consideras que la diversidad refleja un mosaico fragmentado de la realidad peruana?

Es un poco de ambos. Hay un hilo conductor en el sentido de que todas las voces intentan responder a una misma pregunta: cómo se construye el sentido en un país tan complejo como el nuestro. Pero al mismo tiempo, cada perspectiva es única y refleja un fragmento de esa realidad múltiple y a veces contradictoria. Esa diversidad es precisamente lo que quería destacar: la riqueza de miradas que, juntas, componen un retrato más completo del Perú.

¿Cómo afecta el desorden social y político del Perú a la práctica periodística y a la escritura? ¿Crees que los periodistas peruanos libran también una prueba de coraje?

Sin duda, el desorden social y político hace que el periodismo sea tanto más necesario como más difícil. Los periodistas en el Perú no solo enfrentamos desafíos técnicos o profesionales, sino también riesgos personales, presiones y una constante lucha por mantener la credibilidad. En ese sentido, ejercer el periodismo aquí es una prueba de coraje. Requiere compromiso, ética y una disposición constante para cuestionar y ser cuestionado.

En el proceso de realizar este libro ¿hubo momentos en los que sentiste que la complejidad de las realidades peruanas era demasiado grande para ser capturada en palabras, o crees que la conversación tiene la capacidad de abarcar incluso las contradicciones más profundas?

Hubo momentos en los que sentí que las palabras no eran suficientes, que la realidad que intentaba capturar era demasiado vasta o dolorosa. Pero también descubrí que la conversación, en su humildad y sinceridad, tiene una capacidad única para acercarse a esas complejidades. No las resuelve, pero las ilumina, las pone sobre la mesa, y ese acto en sí mismo ya es un avance. La conversación no es un fin, pero sí un medio poderoso para empezar a entendernos.

Reseña

‘Prueba de Coraje: Conversar en el Perú’, primer libro de Sol Pozzi-Escot, periodista de este diario, es el resultado de un trabajo asumido con responsabilidad, de una vocación forjada por la determinación de no quedarse callado, aunque no cambie el mundo, aunque la realidad continúe incendiándonos los sueños. Nacido en 1997, tiene claro su rol, y lo dice, lo comparte, lo expresa porque quiere, porque puede, y porque sabe cómo hacerlo. Conversé con él.

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