Sonqollay y las habilidades blandas para mejorar como personas | Entrevista con Rubén Quiroz Ávila
¿Por qué es importante incorporar en la educación las habilidades blandas?
En un mundo de alta competitividad, sumamente incierto, con vaivenes constantes y con fronteras epistémicas porosas, el fortalecimiento del espíritu humano es fundamental para que el aporte de los individuos sea beneficioso tanto para ellos como para su comunidad. A pesar del constante mejoramiento en destrezas técnicas y profesionales, el ecosistema educativo ha descuidado mucho la formación ética y personal. Eso significa que han orientado la formación solo en aquello que vuelva a las personas ultracompetitivas, sin importar la manera de lograr objetivos, rompiendo cualquier marco moral básico de convivencia, como seres sin escrúpulos para llegar a sus metas, sin consideración a sus semejantes.
Esa visión de mundo, erradamente se ha trasladado a la educación, principalmente en el sistema superior, en la que lo humanístico y la consolidación de valores poco han importado. En ese sentido, se requiere alternativas para impulsar la formación de la interioridad, en la que las personas sean lo más importante. Es decir, una educación ausente de valores, es un problema. Las organizaciones educativas grandes, sean privadas o públicas, tienen una oportunidad extraordinaria en formar ciudadanos, o sea, personas. Pero, no lo hacen, o solo de manera esporádica e incipiente. Un universo estrictamente tecnocrático perjudica la concordia. La convivencia, para que sea un tejido social sano y tolerante, establece códigos de respeto y reconocimiento del valor individual. Solemos olvidar lo primordial que es vivir acoplados a la solidaridad, la cooperación, la bondad, cuando ello ha sido justamente los que nos permitió evolutivamente ser diferentes y supervivir.
De ese modo, las habilidades blandas deben ser parte de toda educación que se preste de calidad. Tienen que estar insertados en los planes de estudio, no ser complementarios. Todas las carreras tienen que ser diseñadas concibiendo las habilidades blandas como parte imprescindible de la educación.
¿Qué es Sonqollay como plataforma alterna a la educación?
Sonqollay es una palabra quechua que significa corazón mío. Es subrayar el valor de las emociones y los sentimientos que tienen las civilizaciones ancestrales. Desde mi punto de vista, hay una urgencia por recordarnos los humanos a nosotros mismos, que somos seres espirituales y es clave tener una pedagogía emocional. Casi en clave flaubertiana: una educación sentimental. Como el sistema formal tiende a una burocratización educativa y responde con lentitud a las demandas sociales evidentes, los ciudadanos podemos crear espacios que promuevan la divulgación y formación en habilidades blandas. Para ello, se puede vincular la tecnología con una concepción de aprendizaje directo bajo escenarios de caso. En este caso, Sonqollay es una alternativa a considerar. Está diseñada para aprender haciendo, o sea, con la exposición de casos en las que el interesado responde razonando basado en sus experiencias previas. Ello le permitirá aprender con constantes escenarios de simulación y casos basados en situaciones reales en las que tiene que tomar decisiones.
¿Consideras que Sonqollay puede ayudar a mejorar como personas?
Sonqollay es un espacio de aprendizaje constante. Con su diseño de microlearning, asequible, con una trazabilidad individualizada, con grados de complejidad planteados por un equipo de psicólogos, educadores y filósofos. Usando desde métodos socráticos hasta formas de cuestionamiento que permitan la mejora sostenible de las habilidades blandas, es un espacio cálido, de iniciación, de adiestramiento cercano, de lecciones de aprendizaje enfocados en las necesidades de las personas y usando referencias científicas de la neuroeducación para afinar las más óptimas formas de incorporar las enseñanzas.
Las personas pueden escoger cómo mejorar como tales, para ello se ha proyectado esta plataforma de aprendizaje individual. Y es totalmente accesible para todos. Tengo una lectura optimista en la educación, sea cual fuere su modelamiento, presencial o virtual, mientras tenga una coherencia teórica-práctica y un sistema concebido para sacar lo mejor de los individuos. Somos seres multidimensionales y, la educación, ha atendido solo una parte de ello. Nos corresponde participar en soluciones, en ayudar con respuestas concretas, en perfilar soportes reales en el espectro educacional. El antiguo apotegma: conócete a ti mismo, no solo es un lema, sino una forma de vivir. Por eso existe Sonqollay, como una opción tecnológica y educativa para conocernos a nosotros mismos.
El entrevistado
Rubén Quiroz Ávila es fundador y director de Sonqollay. Actualmente es presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía, y es profesor de filosofía en las universidades de San Marcos y Científica del Sur. Ha estudiado en las universidades Complutense de Madrid, Salamanca y París VIII. Es MBA por ESAN, con especialidad en emprendimiento en innovación. Para conocer Sonqollay pueden visitar: https://www.sonqollay.com/
* Por Juan Antonio Bazán
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