Waldir Sáenz sigue viviendo del fútbol: «Ofertas hay»
El exfutbolista de Alianza Lima cuenta anécdotas de su carrera.
El Diez.- Es el goleador histórico, uno de los personajes más queridos en Matute. Su nombre fue coreado infinidad de veces por la hinchada gracias a los goles que anotó. Está próximo a cumplir 50 años y sabe que fue bueno guardar pan para mayo. Nos referimos al exfutbolista que utilizó la ‘10’ de Alianza Lima, Waldir Sáenz Pérez.
- Waldir, ¿qué ha sido de tu vida?
Siempre ligado al fútbol y haciendo deporte. Mañana viajo a Pisco para inaugurar un campeonato. Luego iré al norte para un partido de exhibición. Además, trabajo en el área de deportes de la Municipalidad de La Victoria. El año pasado estuve en la Federación, pero no se sabe si vamos a seguir.
- Ahora también eres comentarista
Sí, apoyo al programa ‘A Presión’, con Peter Arévalo. Analizo los partidos de la Liga 1.
- ¿La cosa está dura, ¿no?
Sí, ‘causa’, ayer me fui a comprar la lista escolar y me hizo hueco a la billetera. Hay que buscar las monedas por todos lados. Ya no puedes estar regalando tu trabajo a nadie.
- ¿Las ‘pichangas’ te ayudan económicamente?
Así es, por eso cuando me dicen para ir a jugar a tal o cual lugar, les doy mi tarifa y la de los chicos que van conmigo. Si aceptan bien y si no, tranquilo. Yo no juego tenis, ‘causa’. Ofertas hay.
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- Hay que aprovechar el momento
Claro, ahorita se retiran los que están jugando actualmente y desaparecemos nosotros. Hay algunos excompañeros que no entienden y se tiran al piso.
- ¿Quién fue tu padrino cuando debutaste?
‘El Gato’ Carlos Basombrio. Él me cortó el pelo cuando debuté y le anoté a Sport Boys.
- ¿Y te pelaste al toque?
Nada que ver. Luego del partido ya era muy tarde y ya no había peluquería abierta. Lo malo vino después.
- ¿Qué sucedió?
Al día siguiente me tocó jugar temprano por la reserva y llegué con puros huecos en la cabeza. No me quedó otra.
- ¿Qué tal eras en el colegio?
Me defendía. Era cumplidor. Es que tenía que estar bien en los cursos, sino no me dejaban entrenar ni jugar por la selección de mi colegio. Te cuento una anécdota de mi época escolar.
- Dale
En el Colegio Liceo Naval, donde estudié con ‘Ñol’ (Solano) y (David) Chévez, tenía un amigo Quiriquiño. El muchacho, quien hoy es mi compadre, era el más ‘coco’ del salón y quería jugar en la selección del colegio.
- ¿Y qué pasó?
Nosotros, con ‘Ñol’, le decíamos: “Si nos regalas un diez, hablamos con el entrenador para que te ponga”.
- ¿Tan mal jugaba?
No, sí la conocía, pero en ese entonces nosotros dábamos la hora y el DT nos hacía caso.
- ¿Plagiaste alguna vez?
Claro, pe’. Quien no lo haya hecho, que tire la primera piedra (risas).
- ¿Era un sueño de tu papá verte con la rosada?
Sí, en casa casi todos eran hinchas de Alianza y mi papá era el único del Boys. Lo ‘malo’ es que el día que debuté le hice gol a los rosados y cuando llegué a casa mis hermanos lo vacilaron. ¿Quién ganó? ¿El gol de quién fue?, le preguntaron.
- Pero al final tu padre gozó con tus goles en la ‘Misilera’
Claro y eso me hizo feliz, sobre todo porque conseguimos el objetivo de regresar a Sport Boys a la Profesional. La primera y la última camiseta rosada que usé se las regalé a él.
- Para celebrar, ¿vino, whisky, pisco, ron o cerveza?
Cervecita, pero tiene que ser Cristal, sino no tomo nada, salvo un par de tragos cortos y listo. Para las comidas o cenas, su vinito tinto.
Waldir Sáenz quiere lo mejor para sus hijas
- ‘Wally’, ¿la familia cómo está?
Gracias a Dios, todos están ok. Mi mamá (Soledad) bien, mi esposa Erika está viendo todo lo de la lista del colegio. No la llamo porque tú sabes que no le gustan las fotos.
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- Tu hija Thaís ya debe estar grande
Ya tiene 20 años y estudia medicina en la Universidad Internacional de Florida, en Estados Unidos y también trabaja por allá. Por estos días tengo que pagar un ‘chorro’ de ‘cocos’ y eso me tiene loco. Siempre dije que el mejor legado que le puedo dejar a mis amores (hijas) es el estudio. Por eso siempre le digo a la gente que me busca para contratarme que tiene que pagar lo justo.
- ¿Y la menor?
Tayra recién tiene once años y acaba de empezar sus clases. Ya sabes la que me espera, hermano (risas).
(Por Ricardo Reyes Ortiz)
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