Autoridades se duermen ante falta de oxígeno

Apelamos a fortalecer el autocuidado para disminuir los contagios, señala Alicia Abanto Cabanillas, adjunta de la Defensoría.

POR: JORGE ALANIA

La incertidumbre, unida a la enorme desconfianza de la población en las autoridades y a la falta de transparencia e información engañosa del Gobierno, caracterizan el manejo de la pandemia que cada día revela su fracaso. He aquí una entrevista con la Adjunta para la Administración Estatal de la Defensoría del Pueblo, Alicia Abanto Cabanillas.

Sabemos que desde abril del año pasado la Defensoría demandó acceso al acceso al oxígeno medicinal. Y ello, no sólo por la pandemia, sino porque las enfermedades respiratorias en el Perú eran la principal causa de hospitalización y muerte. Es más, por entonces ya existía una brecha entre la oferta y demanda de oxígeno sin pandemia. Va a cumplirse un año de esa demanda. ¿El Gobierno la escuchó?

Las autoridades nos escuchan, pero tardan en solucionar los problemas del país. Durante el año que ha transcurrido las acciones desarrolladas desde el sector público como el privado no han sido suficientes para garantizar que el Perú produzca una cantidad suficiente de oxígeno medicinal. Las inversiones para tener más plantas de producción, balones de oxígeno, redes hospitalarias o tanques de almacenamiento no han sido suficientes para el tamaño de la demanda que afrontamos durante la segunda ola.

La Defensoría llamó la atención de que la emisión de una norma sobre el abastecimiento de oxígeno, 86 días de iniciada la emergencia, era llegar tarde a las soluciones. ¿Se ha enmendado esa situación?

La emisión de normas idóneas para mejorar el abastecimiento de oxígeno también ha tardado. Debido al incremento de la mortalidad por falta de oxígeno medicinal urge no solo aumentar la producción nacional, sino mejorar la distribución del oxígeno existente, cautelar que toda la capacidad de producción de las fábricas esté orientada a la producción de oxígeno medicinal por encima del oxígeno industrial, importar oxígeno, reparar las plantas averiadas y garantizar el mantenimiento de las existentes.

Su institución advirtió la inexistencia de un mapa regional en el stock de la demanda de oxígeno que se necesitaba en las regiones. La Defensoría construyó ese mapa. ¿Qué se ha avanzado de esa fecha a hoy?

Efectivamente, la Defensoría del Pueblo presentó un Mapa Regional del Oxígeno ante la carencia de información del Gobierno, durante la primera ola de contagios; sin embargo, posteriormente recomendamos a Susalud que publicara un reporte de la situación regional del medicamento, lo cual se implementó desde hace dos meses. Actualmente se requiere que dicha entidad publique diariamente el listado de los establecimientos médicos que están en una situación de grave carencia de oxígeno.

Se conoce ahora que hay decenas de miles de personas con enfermedades graves e incluso terminales que no fueron atendidas. ¿Se ha avanzado en un plan de fortalecimiento o contención de otras enfermedades también endémicas como el dengue?

El dengue afectó muchísimo a varias regiones durante el año pasado. Frente al incremento exponencial de casos, la Defensoría del Pueblo solicitó al Ministerio de Salud, a las direcciones y gerencias regionales de salud y a las municipalidades del país, unir esfuerzos para combatir el brote de dengue, principalmente en los departamentos de Loreto, Ica, Ucayali, San Martín y Madre de Dios que concentraron el 70% de los casos en todo el país. Este año se tiene que intervenir con diligencia en este tema, especialmente desde los gobiernos locales mediante medidas de prevención.

Ya es un lugar común decir que las comunicaciones en estos tiempos de pandemia por parte del Gobierno no funcionan o funcionan mal. ¿Cuáles son las carencias más notorias en este aspecto?

La Defensoría del Pueblo considera que la comunicación es fundamental para hacer frente a esta pandemia. Actualmente es notoria la falta de campañas de comunicación masivas hacia la población para hacer frente de manera apropiada a la segunda ola de contagios. Los comunicados oficiales no necesariamente llegan de manera clara a la mayoría de la población. Por ello una de las propuestas que hemos planteado recientemente a través de un proyecto de ley presentado al Congreso es que se instaure una ‘franja sanitaria’ con una metodología similar a la ‘franja electoral’. El objetivo es que la población reciba información de mejor calidad, con frecuencia y a través de diversos medios de comunicación.

Constantemente la Defensoría llama la atención sobre la falta de camas UCI con información específica. El Gobierno prometió en agosto duplicarlas, así como implementar equipos de atención rápida. Nada de esto se ha hecho. ¿Qué va a hacer la Defensoría al respecto?

Actualmente se cuenta con 2,155 UCI a nivel nacional pero es una cifra insuficiente. La ampliación de camas UCI se enfrenta a dos grandes limitaciones: la falta de oxígeno y de personal médico especialista. Frente a esta situación, apelamos a fortalecer el autocuidado para disminuir los contagios y hemos presentado un proyecto de ley al Congreso para que se fortalezca el uso de mascarillas protectoras en todo el país. Está probado científicamente que las mascarillas bien utilizadas contribuyen a frenar los contagios y ello ayudará al sistema sanitario y a nuestra economía.

De aquí a que todos se vacunen, van a pasar largos meses, tal vez todo el año o quizás más. Y mientras tanto siguen los contagios y las muertes. ¿Cómo fortalecer el primer nivel de atención, clave para mitigar la enfermedad?

Fortalecer el primer nivel de atención es crucial pero también tomará largo tiempo. Lamentablemente nuestro sistema sanitario es muy precario. Desde luego se tiene que invertir en la materia pero a corto plazo lo que ayudará a frenar la pandemia son los hábitos de autocuidado, los confinamientos localizados, la comunicación idónea a la población y la participación activa de la sociedad organizada.

¿Por qué cree que el Gobierno no ha podido hasta ahora construir información para una adecuada toma de decisiones?

El sistema de salud está fraccionado y los diversos operadores del sistema tienen graves problemas para generar datos, articularlos, publicarlos y explicarlos a la población. También tenemos problemas de falta de transparencia y de información engañosa en los distintos niveles de gobierno. Al respecto, desde el inicio de la pandemia la Defensoría del Pueblo ha pedido transparencia e idoneidad en la comunicación a la población.

¿Ha explicado el Gobierno cómo fundamenta la cuarentena en curso y los daños colaterales que ésta produce?

Las explicaciones siempre son necesarias, más aún si nos enfrentamos a un enemigo difícil de derrotar. En el mundo, algunos países con sistemas de salud fuertes han tenido que recurrir a los confinamientos o cuarentenas a pesar de las secuelas económicas. Lamentablemente las variantes más contagiosas del virus están perjudicando gravemente a los sistemas de salud. En el Perú nos hemos quedado sin camas UCI y sin oxígeno con mucha rapidez, especialmente en la capital. Actualmente, el Gobierno está fundamentando sus medidas en indicadores sanitarios; no obstante nos preocupa que el tipo de restricciones impuestas no logre frenar las contagios a la velocidad que se necesita.

¿Se deben realizar las elecciones de abril de todas maneras y en cualquier escenario sanitario que se presente? ¿Qué precauciones tomar?

Las elecciones se deben realizar en las fechas previstas. Varios países han implementado estos procesos durante la pandemia. Hace poco Ecuador. Lo más importante es que los votantes acudan a votar protegidos con la mejor mascarilla posible y que se eviten aglomeraciones. La ONPE está tomando medidas importantes para garantizar la seguridad sanitaria del proceso.

¿Cuál es nuestro capital social frente a la pandemia y por qué no lo aprovechamos? ¿Cómo hacerlo?

Nuestro capital social más importante está en nuestra convicción para afrontar la adversidad. Nuestro país está dando la lucha. Las mujeres en los barrios se han organizado para asegurar la alimentación. Las empresas se han adaptado a nuevas formas de brindar bienes y servicios. Estudiantes y maestros han hecho un gran esfuerzo para no dejar de aprender. Pero a la vez existe mucha desconfianza entre las personas y de la población hacia sus autoridades. Esto nos limita para hacer posibles cambios radicales que se necesitan para afrontar esta pandemia. Para empezar, superar la desconfianza en las vacunas.

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