Análisis del mercado de Energía: “la indolencia del Estado peruano”
Por Mario Nicolini
El Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES), en concordancia con sus proyecciones, ha pronosticado que para el 2026, en un escenario de demanda media, el 28% de la generación eléctrica se producirá a través de centrales térmicas a diésel como consecuencia de la falta de capacidad de transportar el gas natural.
En este escenario de demanda media, a falta de un proyecto de gasoducto que transporte la molécula de gas desde Camisea hasta el nodo energético del Sur, en Ilo y Mollendo, el incremento del precio de la generación será de 700%.
Después del fracaso en la construcción del Gasoducto Sur Peruano (GSP), cuya puesta en operación debió haber ocurrido en 2019, se han hecho intentos -y se siguen haciendo- para que proyectos similares vean la luz algún día y, con ello, las plantas generadoras construidas en el sur del país (las centrales térmicas denominadas nodo energético) puedan ser abastecidas y generen electricidad a partir del gas natural.
Ante estos dos hechos manifiestos, (1) el inminente uso de diésel para generar energía debido a la carencia de gas en las centrales del sur y (2) el empinado aumento de las tarifas eléctricas después del 2022 sin que se vislumbre alguna posible construcción de un ducto para transportar el gas de Camisea al nodo energético antes del 2028, el gobierno no ha hecho, ni hace nada.
Las plantas del sur están diseñadas para generar electricidad de forma dual, ya sea con diésel o con gas natural. Actualmente, cuando trabajan, lo hacen con diésel. Sin embargo, la generación con gas natural es ostensiblemente más barata y menos contaminante que la que pueda hacerse través de diésel.
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