Déficit de capital en Petroperú se agrava a pesar de millonarios aportes
A fines de 2016 (antes de los US$3,000mm en bonos, los US$ 1,300mm del préstamo con garantía del gobierno español y los aportes y/o rescates del MEF por US$ 325 millones en el 2017 y US$ 2,350 millones en el 2022), Petroperú cerraba el año con US$1,580 millones de déficit de capital de trabajo, o sea con deudas a proveedores de hidrocarburos y préstamos bancarios para capital de trabajo que totalizaban US$ 1,580 millones más que los inventarios y cuentas por cobrar a clientes que en teoría estaban siendo financiados por esa deuda “de corto plazo” a proveedores y bancos.
En línea con la aritmética asociada a las normas para los registros contables, esa misma cifra era la diferencia entre los activos no corrientes y la sumatoria de pasivos no corrientes y patrimonio.
Es decir, la petrolera tenía US$ 1,580 millones en activos fijos que no habían sido financiados ni con deuda a mediano o largo plazo ni tampoco con el capital de la empresa, sino con deudas de corto plazo a proveedores de hidrocarburos y a bancos proveedores de capital de trabajo.
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Siete años y US$ 6,975 millones más tarde, Petroperú cerró el 2023 con un déficit de capital de trabajo ascendente a US$ 2,498 millones, es decir un “hueco” US$ 1,000 millones más grande del que tenía en el 2016 a dos años de haber iniciado la construcción del Proyecto Modernización de Refinería Talara (PMRT).
La diferencia con el 2016, es que al cierre del 2023 el “hueco” incluye US$ 1,909 millones adeudados a proveedores de hidrocarburos contra solo US$964mm de hidrocarburos en los tanques de la empresa y US$ 1,196 millones en préstamos bancarios para capital de trabajo contra solo US$ 279 millones en Cuentas por Cobrar.
Petroperú debe hoy a proveedores US$ 945 millones más de lo que tiene en inventarios y debe a bancos US$ 917 millones más que las facturas que tiene por cobrar: La “deuda estructural” disfrazada de deuda corriente asciende a US$ 1,862 millones. Con estos descalces entre activos y pasivos de corto plazo, lo que la empresa necesita en la actualidad es separar los flujos de compra-venta de hidrocarburos de los pagos del proyecto NRT y reestructurar a plazos más largos la deuda estructural “per se” y la deuda estructural disfrazada de corriente.
Por Fernado de la Torre
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