Una ley para el crecimiento y el desarrollo en el siglo XXI: con el proyecto REMA, el Perú puede ser un país con pymes que hacen labores de maquila, manufactura o almacenaje

La importancia del Proyecto de Ley 7065/2023-CR (REMA) y su papel en el desarrollo de la manufactura, la exportación de servicios y el crecimiento económico de Perú en un mundo incierto, volátil, complejo, altamente competitivo y globalizado.

Diario expreso - Una ley para el crecimiento y el desarrollo en el siglo XXI: con el proyecto REMA, el Perú puede ser un país con pymes que hacen labores de maquila, manufactura o almacenaje

Por Carlos Anderson

¿Se imaginan un escenario donde empresas como Apple, Tesla, Nvidia, Google, etc., le dan vida a sus desarrollos tecnológicos con la activa participación de PYMES de Perú en labores de maquila, manufactura o almacenaje, tal y como sucede hoy en Taiwan, China continental, Singapur, Malasia o Vietnam? 

Yo sí. De hecho, el PL N.° 7065/2023-CR de mi autoría –que establece el “Régimen de Elaboración, Manufactura o Maquila y de Almacenamiento” (Ley REMA)– que cuenta ya con una primera votación positiva en el Congreso de la República, de aprobarse en segunda votación, podría convertirse en el instrumento que necesitamos para la transformación de nuestras PYMES de empresas informales, carentes de capital de riesgo, enfocadas en el mercado interno, poco productivas y con poca capacidad para adoptar nuevas tecnologías, en PYMES inteligentes, tecnológicas, innovadoras, enfocadas al mercado externo, partes integrales de las cadenas globales de valor.

El propósito de la Ley Rema no es otro que “replicar” en nuestro país la exitosa experiencia de transformación económica de los así llamados “Tigres Asiáticos” (Honk Kong, Taiwan, Singapur y Corea del Sur) y de los países de más reciente industrialización (Indonesia, Malasia, Vietnam, entre otros), así como las también exitosas experiencias de Costa Rica y México, países que –en apenas tres décadas– han pasado de ser países exportadores, sobre todo de materias primas, a países cuyas exportaciones tienen un alto contenido tecnológico.

Materia de estudio

De el café y el banano, en el caso de Costa Rica, a los chips de computadoras y equipos de resonancia magnética (MRI), entre otros productos de exportación de alta tecnología.  Y en el caso de México, de la exportación de petróleo crudo a convertirse en el mayor exportador de autos convencionales y eléctricos a los Estados Unidos.

Hace décadas que el caso de los Tigres Asiáticos y de los de más reciente industrialización es materia de estudio en las universidades y la conclusión es siempre la misma: el secreto de su éxito está en su integración al mundo no solo mediante su más activa participación en el comercio internacional, sino por su integración a las más importantes cadenas de valor internacional, convirtiéndose en parte esencial de las cadenas de suministros de un sinnúmero de industrias.

Esta estrategia de desarrollo ha permitido que la Inversión Extranjera Directa (IED) cumpla un papel clave en la transformación de estas economías –siendo el caso más notable China– no solo por lo relacionado con el flujo de capitales, sino porque este “dinero inteligente” usualmente viene acompañado de transferencias de tecnologías, y de nuevas formas de conducir los negocios, al tiempo que se constituye en una fuente de demanda de capital humano más preparado.

Pero, desde un punto de vista de la geopolítica internacional, el caso asiático ha pasado con los años a convertirse en un factor de riesgo para las potencias industriales de Occidente, comenzando por los Estados Unidos. Cualquier “problema” en alguno de los países de Asia que forman parte de una cadena de suministro global tiene repercusiones inmediatas en las industrias de Occidente, tal y como ha sucedido en cada episodio de crisis sanitaria –por ejemplo, SARI, SAR2, la gripe aviar o la epidemia del COVID-19– y/o de tensiones comerciales como la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

Recientemente, la guerra comercial entre China y los Estados Unidos, expresión económica de su rivalidad de gran potencia, ha provocado una respuesta del establishment norteamericano: una política de promoción para la creación de cadenas de suministros “más cerca” de los Estados Unidos.  Tal política es conocida como “nearshoring”.

Cerca de sus Costas

El nearshoring busca trasladar la producción y las cadenas de suministro a países cercanos a los mercados finales, subrayando la importancia de diversificar y descentralizar los nodos de producción.  Para América Latina, el auge del nearshoring representa una oportunidad histórica para atraer IED y consolidar su competitividad en los mercados internacionales. Perú, gracias a su ubicación estratégica con acceso al Océano Pacífico y su amplia red de Tratados de Libre Comercio (TLCs), con América del Norte, Asia y Europa, se encuentra en una posición privilegiada para aprovechar esta transformación estructural.

Según la revista Bloomberg, Perú está entre los cuatro países de la región con mayor potencial para beneficiarse de esta tendencia, siempre y cuando se generen las condiciones adecuadas. Este aprovechamiento podría no solo revitalizar las industrias manufactureras locales, sino también abrir nuevas oportunidades de negocio en segmentos aún inexistentes en la región.

En línea con este análisis, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que América Latina podría incrementar sus exportaciones en aproximadamente US$ 78,000 millones en el corto y mediano plazo gracias al nearshoring.

Según el estudio del BID, Perú se beneficiaría del impulso del nearshoring con un aumento permanente de sus exportaciones por unos US$ 1,418 millones incluso si no hace nada para aprovechar esta oportunidad. Sin embargo, la aprobación del PL7065/2023-CR (Ley REMA) podría transformar radicalmente este panorama. Este régimen, inspirado en el exitoso modelo IMMEX implementado por México--líder regional en nearshoring, permitiría a Perú alcanzar un incremento equivalente de 2.4% del PIB en exportaciones de alto valor tecnológico en el corto y mediano plazo, equivalente a 5,823 millones de dólares.

Como se indica en la infografía (Exportación de Servicios REMA), el proyecto de Ley REMA propone un marco legal que habilita a las empresas peruanas—sobretodo a las PYMES--para ofrecer servicios de manufactura, ensamblaje y almacenamiento a empresas internacionales. Este esquema no solo tiene como objetivo diversificar la economía nacional, sino también posicionar al país como un centro estratégico para la producción de bienes de alto valor agregado, disminuyendo su histórica dependencia de las exportaciones de materias primas.

Además, el proyecto enfrenta una problemática estructural que ha frenado el desarrollo industrial del país, relacionada con la baja complejidad tecnológica de sus exportaciones. De acuerdo con datos del Banco Mundial, menos del 5% de las exportaciones manufactureras en el Perú se califican como exportaciones de alta tecnología, un porcentaje que contrasta con países de la región que poseen una participación moderada de productos de alta tecnología en exportaciones manufactureras (en promedio, cerca del 15% y, en el caso particular de Costa Rica, cerca del 20%).

Esta situación refleja la baja competitividad internacional que tiene el país y la hace vulnerable a las fluctuaciones en la demanda global de materias primas; además, evidencia una problemática que la ley REMA tiene el potencial de cambiar: impulsando la transición hacia una economía más sofisticada, compleja y competitiva en los mercados internacionales.

El caso de Costa Rica es particularmente aleccionador al punto tal que ha sido reconocida por la ONU como un modelo exitoso para superar la “trampa de las materias primas”. En efecto, durante las últimas cuatro décadas, Costa Rica ha transformado su economía pasando de depender de exportaciones agrícolas como café y bananos a liderar en sectores de alta tecnología e instrumentos médicos. Como ejemplo del éxito de estas políticas, podemos mencionar el caso emblemático de empresas como Intel, que establecida en Costa Rica la ha posicionado como un referente en la exportación de microchips electrónicos, maquinaria e innovación tecnológica.

(*) Congresista de la República

Urge la aprobación del Proyecto de Ley REMA

Este marco legal no solo busca diversificar las actividades productivas del país, sino también posicionarlo como un actor competitivo en las cadenas de suministro internacionales aprovechando nuestra localización estratégica —cerca de los Estados Unidos y en medio del corredor del Pacífico. Precisamente, gracias al nearshoring el Perú cuenta con una oportunidad invaluable para aprovechar su ubicación geográfica privilegiada a través del megapuerto de Chancay y su amplia red de tratados de libre comercio, ventajas que pueden y deben ser potenciadas mediante la Ley REMA, promoviendo el crecimiento económico, fortaleciendo nuestras PYMES y la industria manufacturera e incrementando las exportaciones alto valor tecnológico.

A pesar de su importancia estratégica – reseñada en este informe especial para EXPRESO– y de haber obtenido el voto favorable de la representación nacional en primera votación el 7 de noviembre de 2024, el presidente del Congreso de la República, Eduardo Salhuana, no dispuso, como correspondía, su segunda votación en la legislatura que culminó el 15 de diciembre pasado. Actualmente el proyecto se encuentra pendiente de segunda votación en la agenda de la Comisión Permanente esperando la buena disposición del Sr. Salhuana.

Pero, el país, y las PYMES en particular, no pueden seguir esperando. El sueño de un país moderno, actor importante de la economía internacional, con PYMES exportadoras e innovadoras es un sueño no solo deseable sino posible.  Y no es unicamente “mi sueño” personal.  Es el sueño de una nación que debemos –colectivamente– hacer realidad.

¿Cómo funciona el Rema?: empresas pueden recibir insumos del extranjero

Este sistema permite que las empresas peruanas debidamente inscritas (Empresas REMA) –sin que importe su tamaño o localización geográfica dentro del país– brinden servicios de manufactura, maquila o de almacenamiento a empresas extranjeras (Usuarios REMA). Establece también la posibilidad de que las Empresas REMA, puedan recibir insumos de las empresas extranjeras que las contratan (Usuarios REMA), para completar el proceso de manufactura de sus productos, procesarlos o almacenarlos temporalmente antes de ser exportados a terceros mercados.

“Es algo así como lo que hace Apple con los iPhone. Envía todos los componentes, de diferentes proveedores a una empresa local establecida en China continental o Taiwán para que ensamblen los iPhone, con la salvedad de que este producto no pertenece a la empresa que brinda el servicio final de manufactura, maquila o almacenamiento, sino a la empresa que hizo el encargo –en este caso, Apple–, por lo que el producto final tiene que ser exportado fuera del país donde recibió el servicio de manufactura, maquila o almacenamiento. El objetivo principal es agregar valor a los productos y promover las exportaciones mientras se fomenta el empleo en el país.”

Las Empresas REMA trabajan bajo un régimen aduanero especial que permite que la entrada de estos insumos, propiedad de las empresas extranjeras que contratan el servicio, no paguen impuestos o aranceles durante 24 meses. Este plazo es usado para que las Empresas REMA puedan ensamblar, manufacturar, o almacenar los bienes para su posterior exportación.

Todos los productos bajo este régimen deben ser exportados, y si son vendidos en el mercado nacional, deben pagar todos los impuestos de importación, de esta manera se impulsan las exportaciones de alto valor tecnológico y no se generan prácticas de dumping en el mercado nacional. Como los productos manufacturados y ensamblados son propiedad de la empresa contratante (Usuario REMA) y no de la Empresa REMA, su venta es calificada como exportación de servicios, por lo que no está afecta del impuesto a la renta.

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