Helicópteros y aviones de FF.AA. en peligro: aeronaves de origen ruso sin repuestos

La guerra en Europa, que lleva más de un año, afecta el suministro de piezas de recambio para el funcionamiento de aeronaves.


El helicóptero Mi 171 SH, de matrícula EP-666, del Ejército Peruano, aterrizó de emergencia el 5 de abril último en Tumbes, cuando trasladaba al gobernador de dicha región, Segismundo Cruces.

La aeronave llevaba kits de apoyo humanitario a la localidad de Casita, asolada por las lluvias y deslizamientos de tierra, cuando presentó una anomalía en sus indicadores de vuelo, hecho que motivó la desesperada acción.
Aunque el Comando Conjunto de la Fuerzas Armadas (CCFFAA) emitió un comunicado informando sobre los hechos, el propio ministro de Defensa, Jorge Chávez Cresta, reiteró los detalles del aterrizaje de emergencia ante los medios, destacando que, por fortuna, no hubo víctimas que lamentar.

De hecho, el titular del sector abordó el asunto —aunque en forma breve— como una “noticia positiva”. Sin embargo, la situación no posee en lo absoluto ese carácter; en realidad, hasta resulta espeluznante.

Mucho antes que se desatara la crisis que afecta la moral de nuestras Fuerzas Armadas, luego que el Ejecutivo ordenara a los militares suprimir el uso de su armamento —que además de quitarles el respaldo político, la situación devino en la muerte de nobles y jóvenes soldados en Puno—, desde el 4 de enero del presente año, EXPRESO intentó dialogar con el ministro de Defensa sobre las posibles situaciones de emergencia que podrían afectar a las aeronaves de origen ruso que poseen nuestras FF.AA., toda vez que, desde el estallido de la guerra ruso – ucraniana, hace más de un año, se suspendió la línea de abastecimiento de repuestos para las referidas naves.

¿Horas contadas?

Las horas de vuelo de toda aeronave constituye un factor de permanente alerta entre quienes operan estos medios de transporte, en la medida en que los diferentes componentes de motores y sistemas que permiten el pleno desempeño de estas máquinas mantienen un tiempo limitado de operación, debido al desgaste por el uso.

Desde la década del setenta, durante el gobierno militar de izquierda de Juan Velasco Alvarado, el Perú adquirió —debido a las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos, para dejar de suministrarle material proveniente de Norteamérica—, equipos bélicos de fabricación soviética en grandes cantidades, para los institutos armados, principalmente para la Fuerza Aérea y el Ejército.

Desde aquella época, la matriz tecnológica militar de nuestro país es, fundamentalmente, rusa (exsoviética), en donde los ingenios de transporte aéreo mantienen un soporte técnico proveniente de ese país.
En casi cinco décadas de operación del referido material, el cambio de matriz técnica para nuestras Fuerzas Armadas constituiría un proceso que tomaría, al menos, una década, según los analistas consultados.

Enfrentando al “Niño”

El recorte de la cadena de suministros y repuestos, fundamentalmente para las aeronaves tácticas de transporte, como los helicópteros de la denominación “MI” (como el que estuvo a punto de caer en Tumbes), estaría a punto de generar un escenario de doble riesgo, frente a la necesidad de tender puentes aéreos en el contexto de la emergencia climática pronosticada para julio próximo, con el fenómeno El Niño.

Aunque la experiencia y habilidad forjada a lo largo de las décadas en centros de mantenimiento como los de la Fuerza Aérea del Perú, suponen un respaldo invaluable en este contexto de crisis generada por la guerra en Europa, los repuestos que deben provenir del país fabricante constituyen una diferencia clave entre el buen funcionamiento de una aeronave o el riesgo de que pueda caer.

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Las emergencias climáticas, con las lluvias y deslizamientos provocados por el huracán Yaku y el calentamiento global, colocan al país en una situación muy complicada, de cara a la atención oportuna de emergencias, luego que comunidades y distritos enteros puedan quedar aislados producto de lluvias y desbordes de ríos.

Corte y retraso

La cadena logística entre los fabricantes de tecnología en armas de origen ruso y sus clientes, especialmente latinoamericanos, siempre ha generado inconvenientes y retrasos.

“Los trámites generalmente han sido lentos y engorrosos, muchas veces con pedidos sobre piezas de uso frecuente pero no disponible en stock, que a partir de ese momento se han debido fabricar”, recuerda el analista militar, Lewis Mejía Prada.

“Sin embargo, con la guerra en plena ebullición y las complicaciones que de ella se desprendan en contra del Kremlin, la cosa se pondrá mucho peor en el corto y mediano plazo”.

El analista anota que, como solución temporal, algunas partes y dispositivos, entre otros componentes, podrán encontrarse en ciertos mercados occidentales, “pero a precios mucho más elevados y sin las garantías necesarias de quien las fabricó”.

¿Cambio de matriz?

Aunque el escenario de dificultades puede “paliarse” con el aporte de otros elementos tácticos de transporte aéreo de fabricación italiana —aviones de carga notablemente versátiles como los Leonardo Spartan—, o los poderosos Hércules que posee la Fuerza Aérea, debidamente actualizados y con puntual mantenimiento (hay que anotar que recientemente el Perú recibió dos aeronaves de este tipo, procedentes de España), la situación con los helicópteros, la mayoría de origen ruso, es, cuando menos, preocupante.

Según el analista y exdirector de la Escuela Nacional de Inteligencia, Andrés Gómez de la Torre, “el cambio de la tradicional matriz rusa y exsoviética es complejo, particularmente en el caso del Ejército y la Fuerza Aérea, un cambio de matriz de esta envergadura supone no solo un tema estrictamente técnico militar, sino también estratégico, vinculado a política de seguridad, geopolítica y política exterior”.

Por Fidel Quevedo Linares

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