Los GEIN llaman a derrocar a Pedro Castillo
El éxito de la lucha contra el terrorismo se dio por una legislación coherente y dura y con una tropa del Servicio Militar Obligatorio a propina de 50 soles al mes. El grupo de élite que capturó a “Gonzalo”, el GEIN, tampoco tenía mayores recursos ni tecnología de punta.
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Por Plinio Esquinarila y Harold Salinas
Mucho se ha hablado solo del legendario GEIN (Grupo Especial de Inteligencia) en la guerra antiterrorista contra Sendero Luminoso, o del rescate de los rehenes secuestrados en la embajada japonesa si se trata del MRTA. Pero hay cantidad de episodios que es bueno recordar, al menos algunos, ahora que se habla del primer aniversario de la muerte del genocida Abimael Guzmán Reinoso (11/09/2021) y de los 30 años de su captura (12/09/1992).
Recordar, por ejemplo, que el 13 de diciembre de 1997, a las 11:45 de la mañana, una patrulla de 15 soldados del Ejército fue emboscada en Tocache - San Martín, estando a bordo de un vehículo civil, en la carretera Marginal de la Selva cuando retornaba a su base de Pizana, en el río Huallaga de la región San Martín.
El vehículo fue hecho trizas por la detonación de explosivos y, desde una loma cercana, los senderistas dispararon para acabar con los heridos, cayendo uno a uno los soldados del Ejército peruano.
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Estando a punto de rematar a toda la milicia y cuando los sediciosos empezaron a acercase para llevarse las armas de los caídos, el cabo Wilmer Vásquez Isuiza, conocido como “Cabo Pistón”, salió de su aturdimiento y logró emplazar una ametralladora y contener al enemigo con esta arma y granadas de mano.
Como vieron que estaba completamente solo, y no podían matarlo ni capturarlo, conminaron al “moroco” -así lo llamaban- a rendirse porque era el único sobreviviente de la masacre.
Vásquez Isuiza no se rindió sino que, en solitario, los mantuvo a raya y puso fuera de combate a un “terruco” de la columna principal que operaba en la zona, al tiempo de comunicarse con su base, mientras los otros sediciosos no podían avanzar.
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