Pedro Castillo con un pie fuera de Palacio
Por Cesar Rojas/ Cesar Avendaño
No escuchó advertencias. La noticia de que nunca se detuvieron las visitas furtivas de empresarios a la casa de Breña del pasaje Sarratea N° 179, de ribetes delincuenciales, cayó como rayo en cielo despejado en Palacio de Gobierno, tanto que el presidente Pedro Castillo, de gira en la selva norte por los sucesos del sismo, entró en cólera cuando un periodista de Willax le preguntó si estaba evaluando su renuncia ante los cuestionamientos en su contra.
«¿Usted está loco, señor?, ¿a qué se concede su pregunta? ¿A qué voy a renunciar?», respondió y se retiró raudo del lugar.
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En la víspera, ‘Cuarto Poder’ difundió imágenes de la residencia de Breña, de propiedad del proveedor del Estado Segundo Sánchez Sánchez, amigo de Castillo, donde a altas horas de la noche llegaban al lugar hombres de negocios y damas misteriosas, incluidos congresistas y el ministro de Defensa, Juan Carrasco.
Los informantes señalan que apenas terminada la segunda vuelta, y después de la transferencia del poder el 28 de julio, dicho inmueble fue el centro de cabildeos y lobbies superando el estilo del delincuente Alejandro Toledo que usaba para tales fines a sus sobrinos “Coqui” Toledo y Fernando “Filete” Manrique.
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