Rafael Vela y Domingo Pérez: el verdadero rostro de los fiscales mediáticos

Es interesante reparar en la trayectoria de los famosos fiscales, quienes a punta de campañas mediáticas fueron convertidos en cuasihéroes para terminar siendo héroes de cartón que defraudaron, con sus propios actos, a quienes creyeron de buena fe en esa falsa imagen. La pregunta principal es: ¿tenían el nivel profesional para asumir una investigación tan compleja como el caso Lava Jato que involucraba a cinco presidentes de la república, siendo la punta de la madeja el gobierno de Toledo?

Al momento de ser nombrado como jefe del Equipo Especial Lava Jato, Rafael Vela Barba, no exhibía ningún galardón profesional que lo distinguiera. Nacido en Lima el 23 de octubre de 1973, Vela se graduó como abogado en la Universidad San Martín de Porres. Entre 1999 y 2002 se dedicó a la labor privada como abogado de la naciente empresa Pharmadix, dedicada a la fabricación de productos farmacéuticos. Luego, cambió de rumbo y apareció en una cuestionada institución: la Universidad Alas Peruanas, como profesor de Derecho Procesal Penal, función que ejerció durante cinco años, entre el 1 de abril de 2003 y el 30 de julio de 2008, cuando el rector y gerente general de ese centro de estudios era el discutido Fidel Ramírez Prado, tío de Joaquín Ramírez, financista del partido fujimorista Fuerza Popular y personaje sometido a una investigación vinculada, precisamente, al caso Lava Jato.

En las investigaciones fiscales se sostiene que parte de los fondos para financiar las campañas electorales de 2011 y 2016 del partido Fuerza Popular provinieron de fondos de la Universidad Alas Peruanas que fueron desviados a empresas fantasmas creadas por Joaquín Ramírez, el secretario general y financista de Fuerza Popular. Por lo tanto, el fiscal Rafael Vela estaba obligado a informar que había formado parte de la plana docente de dicha universidad, más aún, al ser un propulsor del llamado caso Cócteles, donde aparece Joaquín Ramírez, y habiéndose vestido, además, como un luchador supuestamente implacable contra la corrupción.

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Alguien podrá argumentar que su vínculo era simplemente el de docente y no necesariamente tendría que haber tenido relación con el controvertido rector. El problema para Vela es que el esquema que existió durante el rectorado de Fidel Ramírez fue muy distinto al de una universidad tradicional. Ramírez tenía el control directo de la Facultad de Derecho porque en su gestión se estableció una amplia red de contactos con jueces y fiscales, en todos los niveles, que obtenían beneficios como el de ser profesores, seguir cursos de maestrías y doctorados, y obtener los grados académicos correspondientes que necesitaban para los ascensos en sus carreras. Por lo tanto, formar parte de la Facultad de Derecho de la Universidad Alas Peruanas en los años en que la familia Ramírez ejercía el control era un asunto distinto.

Por ello, asoma una primera pregunta: ¿cuál fue el origen de la relación de Rafael Vela con el rector de la Universidad Alas Peruanas, Fidel Ramírez Prado, el tío del investigado Joaquín Ramírez? La interrogante tiene sentido porque conduce a una segunda pregunta más inquietante: ¿Fidel Ramírez habrá influenciado con sus contactos en el ingreso de Rafael Vela Barba en el Poder Judicial? La consulta es válida porque, mientras enseñaba en la Universidad Alas Peruanas, Vela fue nombrado, el 7 de febrero de 2005, como juez penal titular en el Cuarto Juzgado Penal Anticorrupción, una rama bastante reveladora si tenemos en cuenta la presunta relación con los Ramírez: anticorrupción.

Para decirlo con la retórica utilizada por Vela en sus presentaciones ante la prensa: existe un elemento de convicción, es decir, un indicio de algún presunto favor que, eventualmente, habría conducido a la obtención de su cargo de juez gracias a los probables vínculos que el rector Fidel Ramírez tenía en el Poder Judicial y en el Ministerio Público.

Años después

Seis años después, el 3 de enero de 2011, el juez Vela fue retirado del juzgado anticorrupción y derivado al Segundo Juzgado Unipersonal Penal de Lima; entonces, decidió renunciar al Poder Judicial, en julio de 2013. Tenía 40 años de edad y, de inmediato, inició su carrera fiscal porque logró un veloz ingreso al Ministerio Público, en septiembre de ese mismo año, y fue designado directamente como fiscal superior titular por el entonces fiscal de la Nación, José Antonio Peláez Bardales.

Luego de pasar por diversas fiscalías, el 27 de marzo de 2015 su ascendente estrella permitió que un oscuro personaje que ejercía el cargo de fiscal de la Nación, Pablo Sánchez Velarde, lo designara como fiscal en Delitos de Lavado de Activos y Pérdida de Dominio, hasta que, en julio de 2018, llegó su suerte mayor cuando otro cuestionado fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, lo nombró coordinador del Equipo Especial Lava Jato.

Por Umberto Jara

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