El circo de la calle
Por Andrés Dávila
En la actualidad existen muchos términos que podrían definir lo que en realidad es y significa el circo. Es una forma de expresión que tiene en sus espectáculos una condición «itinerante». Cada función es la mezcla de tres ingredientes principales: humor, inocencia y espectáculo.
La constante necesidad de entretenerse fue el escenario obligado para su nacimiento, sin embargo, pasó mucho tiempo para que esta particular forma de divertir llegara a la definición exacta de lo que hoy conocemos con el nombre de «circo».
La palabra «circo» la inventaron los griegos. Con ella se referían a todo tipo de representaciones destinadas a la diversión popular y apta para toda la familia. En época romana, el «circo» es el espacio destinado a los juegos públicos, como las luchas de gladiadores, las batallas navales (conocidas como naumaquias) o las competiciones ecuestres y de carros en las que la sangre corría en abundancia para deleite de los espectadores.
Con los primeros viajes al Nuevo Mundo, llegaron noticias a Europa de las costumbres practicadas por los indígenas. Por ejemplo, entre los aztecas había acróbatas especializados en realizar malabarismos con los pies; también los shoshoni del Sur de California practicaban juegos malabares tales como realizar carreras de velocidad mientras se manipulaban tres pelotas.
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