La Dalia Negra: la trágica historia de la bella mujer que fue en búsqueda del sueño americano

Fue tras la fama y fortuna de Hollywood y encontró una horrorosa muerte que acaparó los titulares de la prensa de los estados unidos y el mundo.


Elizabeth Short nació en Hyde Park, Boston, Massachusetts, el 29 de julio de 1924. Fue educada en Medford por su madre, Phoebe Mae Sawyer, después de que su padre, Cleo Short, las abandonara a ella y a sus cuatro hermanas, en octubre de 1930, simulando un suicidio al dejar su carro en un puente.

Su asesinato, todavía sin resolver, ha originado muchas suposiciones y ha servido de inspiración para películas y libros. Se le llama “La Dalia Negra” porque en los días previos a su muerte se había estrenado la película “La Dalia Azul”, que trataba de la desaparición de una chica a la que luego encontraron muerta.

¿Quién fue Elizabeth Short?

Aquejada de asma, Elizabeth pasó sus veranos en Medford y sus inviernos en Florida en casa de amigos de su madre. A la edad de diecinueve años fue a Vallejo, California, a vivir con su padre, que volvió a ponerse en contacto con ellas. Su esposa no le perdonó y le indicó que no quería volver a saber de él, pero Elizabeth decidió aprovechar la oportunidad para estar más cerca de Hollywood, para así convertirse en una famosa actriz, su gran sueño. Los dos se trasladaron a Los Ángeles a principios de 1943, pero su padre quería poco menos que una criada que le hiciera la comida y le limpiara la casa y su hija tenía muy claro que no quería una vida convencional. Después de una intensa discusión ella se fue, consiguiendo un puesto de trabajo en un intercambio en el Campamento Cooke (actual Base Vandenberg de la Fuerza Aérea), cerca de Lompoc. Se trasladó a Santa Bárbara, donde fue detenida el 23 de septiembre de 1943, por beber siendo menor de edad, y fue devuelta a Medford por las autoridades juveniles. En los tres años siguientes residió en distintas ciudades de Florida, con ocasionales viajes de regreso a Massachusetts para visitar a su madre. Obtenía dinero, la mayoría de las veces, trabajando como camarera.

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En Florida conoció a Matthew M. Gordon Jr., quien era parte de la 2. ª Comandancia Aérea y de capacitación para el despliegue en el CBI (China-Birmania-India). Short le dijo a algunos amigos que Gordon le había escrito una carta desde la India proponiéndole matrimonio, mientras se recuperaba de un accidente aéreo que había sufrido cuando trataba de rescatar a un piloto derribado. Ella aceptó su propuesta, pero Gordon Jr. murió poco tiempo después en un accidente, el 10 de agosto de 1945, antes de que pudiera regresar a los Estados Unidos.

Después de la muerte de su prometido, Elizabeth regresó al sur de California a principios de 1946 para encontrarse con un viejo novio que había conocido también en Florida durante la guerra, el teniente Gordon Fickling, que estaba viviendo en Long Beach. Cansado de los flirteos de Beth, él se marchó a Carolina del Norte, pero continuaron en contacto por carta. La última que recibió de ella tenía la fecha del 8 de enero de 1947 y le contaba que planeaba irse a Chicago para trabajar como modelo. Durante los seis meses previos a su muerte residió en el sur de California, principalmente en el área de Los Ángeles, viviendo en varios hoteles, edificios de apartamentos, pensiones y casas pivadas. Los salarios que obtenía como eventual camarera los gastaba en ropa y maquillaje, pues albergaba la esperanza de que un cazatalentos de Hollywood la descubriera.

Inexplicable muerte

El cuerpo de Elizabeth Short fue encontrado en el distrito de Leimert Park de Los Ángeles el 15 de enero de 1947, abandonado en un terreno baldío al lado oeste del sur de la avenida Norton, entre las calles Coliseum y West 39th. El cuerpo fue descubierto por una vecina llamada Betty Bersinger, que estaba caminando con su hija de tres años. ​ En principio, Bersinger creyó que se trataba de un maniquí roto, pero al acercarse comprobó horrorizada que se trataba del cadáver de una mujer joven. El cuerpo desnudo había sido cortado por la mitad a la altura de la cintura y drenado de sangre, y su rostro estaba cortado desde la comisura de los labios hasta las orejas, al estilo de una sonrisa de Glasgow. El cuerpo había sido lavado y limpiado y dividido limpiamente en dos. Ya en el solar, la habían tendido de espaldas con sus manos por encima de la cabeza y sus codos doblados en ángulo recto. Le fueron arrancados el bazo, el corazón y los intestinos. Le mutilaron el pezón izquierdo, le cortaron el vientre un poco por encima de la entrepierna, le seccionaron un trozo del muslo izquierdo e insertaron el pedazo en su vagina, la asfixiaron y fracturaron las piernas con un bate, al igual que la cabeza. ​ En la tierra cercana se veía la huella del talón de un zapato masculino junto a marcas que parecían de un vehículo; y en el fondo del terreno apareció un saco de cemento vacío con algunas gotas de agua ensangrentada. (Por Andrés Dávila)

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