Neofascismo asoma en ideología etnocacerista
Sus mentores, Leo Strauss y Alexandre Kojeve, sostienen que solo con una violencia catártica se puede revitalizar el orden social.
Por César Reátegui
Los resultados de las recientes elecciones parlamentarias demostraron que las encuestadoras son –como vulgarmente se dicen- “engaña muchachos” y actúan como el monito del organillero. Si pues, por unas monedas baila el simio. Agrupaciones que ya eran parte de la historia como la que fundo el “profeta” Ezequiel Ataucusi Gamonal (Frepap) reaparecieron con fuerza, causando asombro y a su vez terror entre los miembros de la colectividad de lesbianas, gays, transgéneros y bisexuales (LGTB).
Sin embargo, lo que a muchos ha erizado los cabellos es el número de curules (13) que estará bajo el control de un impredecible Antauro Humala Tasso. Nadie olvida la asonada del 1 de enero del 2005 en Andahuaylas que puso en tela de juicio la capacidad del régimen ‘chakano’ y de sus servicios secretos. El asesinato de cuatro policías y la elocución que hizo el cabecilla tras la toma de la comisaria afirmando “(…) queda organizado y en operaciones el Nuevo Ejército Peruano en la perspectiva de una nueva República”.
Ello motivó que durante la Reunión Anual de Ministros de Defensa de las Américas, que ese año se realizó en Quito, el representante norteamericano Donald Rumsfeld planteara intervenciones políticas e incluso militares en zonas de Hispanoamérica consideradas a su parecer “ingobernables”. Tampoco se olvida la fobia de Antauro hacia los homosexuales cuando llegó a decir –quizás bajo el efecto de la marihuana– que los fusilaría al igual que a los corruptos.
Sin embargo, el general EP (r) Gustavo Bobbio Rosas, entonces cercano a los Humala, afirmó –basado sabe Dios en qué– “el 50% de los oficiales del Ejército, de mediano rango, apoyan la mayor parte de los planteamientos del movimiento (etnocacerista), y en el caso de los suboficiales, el apoyo llega a un 80%”. Bobbio es un oficial con gran ascendencia en su instituto y llegó a ser asesor del ex Comandante General del Ejército José Graham Ayllon.
Se trata de un alto mando del Ejército, a quien según algunas fuentes en varias oportunidades y dado a la persecución de militares que lucharon contra el terrorismo, sus compañeros de armas le pidieron que sacara de Palacio de Gobierno al extraditable Alejandro Toledo e investigase a las ONG de la secta caviar. Otro que se mostró atraído por el etnocacerismo y en su momento asesoró a Ollanta Humala, fue el general EP (r) Ludwyn Essenwanger Sánchez, quien durante el gobierno de Fernando Belaunde (1984–1985) trabajo en el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN).
Chauvinismo
A criterio de analistas de The Rand Corporation norteamericano, la ideología de los etnocaceristas es un compendio de chauvinismo revanchista con un milenarismo incaico. Dicho movimiento, en su periódico “Ollanta” del 12 de noviembre del 2003, plantea la urgencia de un renacimiento incaico. “Luego de mil años de oscurantismo, pestes, hambrunas e invasiones, ciertos intelectuales patriotas europeos rescataron el modus operandi de los griegos. Acá los etnocaceristas queremos rescatar el modus operandi inca”, sostiene en su página editorial.
Asimismo, los seguidores de Antauro tienen proyectado promover el cultivo de la hoja de coca y extenderlo ilimitadamente e incluso convertirlo en el emblema nacional. También han anunciado que de llegar al poder, los cocaleros serán declarados “beneméritos a la Patria en grado heroico”. El 5 de septiembre de 2003 realizaron el foro “Agro, Coca y Nacionalismo” al que asistieron Roger Rumrrill y Hugo Cabieses, este último –según analistas de la Drug Enforcement Administration (DEA)- ligado a George Soros, principal promotor de la legalización de drogas en el mundo.
Refiriéndose a los etnocaceristas, Rumrrill dijo: “Aparentemente la reacción a las multinacionales, a la globalización y al imperio norteamericano, no sale de las clases medias, de los grupos políticos urbanos, sino que comienza a emerger desde el campesinado (…) estamos viendo nacer uno de los movimientos políticos más importantes de esta década en América Latina”.
Durante el evento en el que probablemente estuvieron presentes representantes de las “firmas“ del narcotráfico y los senderistas Quispe Palomino, Cabieses fue presentado como el abanderado de la lucha contra la erradicación de la coca.
Poco después, en marzo de 2004, más de 7 mil cocaleros azuzados por agitadores etnocaceristas llegaron a Lima y exigieron a Toledo que cumpla con su compromiso electorero de legalizar y proteger el cultivo de la coca. La Dirección de Contrainteligencia del Consejo Nacional de Inteligencia (CNI) determinó que quien organizó dicha marcha fue Antauro Humala. Por esos días su libelo publicó constantemente: “peruano, haz Patria, siembra más coca”. No olvidemos que las cocaleras Nancy Obregón y Elsa Malpartida llegaron al Congreso con Ollanta Humala.
Presencia en Bolivia
En su etapa organizativa, el etnocacerismo también contó con elementos vinculados al terrorismo. Entre ellos un tal Grillo conocido “ doctrinario” de Sendero que tenía su centro de operaciones en la Universidad Nacional de San Marcos, antes que militares a mando del general EP (r) José Valdivia Dueñas impusieran el orden.
En cuanto al quincenario “Ollanta”, cuyo financiamiento provino de alguna “hada madrina“ se distribuyó en todo el Perú y luego en el país del Altiplano. Precisamente, el 15 de octubre de 2003 difundió que sus reservistas ingresaron a Bolivia y apoyaron la insurrección campesina liderada por Evo Morales Ayma que provocó la caída del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Una semana después, cuando el gobierno de Toledo vivía una severa crisis y era rechazado por la mayoría de peruanos, Antauro Humala declaró que “la solución a los problemas (marchas, huelgas, protestas) eran un bolivianazo”. Allí los etnocaceristas –según estrategas del organismo de inteligencia estadounidense Terrorist Incident Working Group (Grupo de Trabajo Sobre Incidentes Terroristas)– establecieron estrechos vínculos con el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales Ayma y el movimiento Pachacútec, de Felipe “El Mallkao” Quispe, que años antes apoyó al grupo senderista que asesinó al Capitán de Navío AP Vega LLona, en La Paz.
La edición del 20 de febrero del 2003 del quincenario “Ollanta” señaló: “(…) el auge de los movimientos etnocaceristas en Ecuador, Bolivia y Perú tienen muchas similitud”.
Chavismo
De otra parte, según fuentes The Rand Corporation, esos años los nexos entre el etnocacerismo y el Movimiento Bolivariano de Hugo Chávez Frías iban más allá de una siniestra afinidad ideológica. Lo que confirmó Nora Bruce (trágicamente desaparecida), entonces unida sentimentalmente a Antauro Humala. Hugo Chávez era uno de los principales financistas del etnocacerismo, según Bruce.
Meses después se supo que uno de los enlaces de los hermanos Humala y Chávez era el general FAV (r) Francisco Bisconti, quien llegaba furtivamente a Lima trayendo consignas del desaparecido dictador venezolano. Cabe recordar que en un reportaje titulado “Hugo Chávez”: posteriormente fue el embajador de la dictadura venezolana en el Perú.
ANDAHUAYLAZO
El 1 de enero de 2005, a dos días del pase a retiro de su hermano Ollanta, Antauro protagonizó un motín denominado ‘Andahuaylazo’, esta vez contra el presidente Alejandro Toledo, en la ciudad de Andahuaylas. Humala asaltó una comisaría con un grupo de hombres armados.
ADMIRADOR DE DICTADOR
Se han registrado hechos en que Ollanta Humala llegó a decir: “ojala tuviéramos en el Perú un dictador así”. Y lanzó la falacia de supuestas maniobras de la CIA contra el régimen chavista. El ex mandatario, actualmente involucrado en delitos de lavado de activos y millonarios sobornos, refiriéndose a Chávez dijo que era un “comandante tropero, de color, humilde que rescató la democracia popular en Latinoamérica”. En realidad Chávez fue el primer gobernante no blanco de Venezuela.
HISTORIA DEBE VERSE COMO LA LUCHA DE LAS ETNIAS
Para José Páez Warton, estratega del desaparecido Comando Operativo del Frente Interno (COFI) del Sector Defensa, así como Antonio Gramsci, que es el padre de la secta caviar, lo son del etnocacerismo Leo Strauss y Alexandre Kojeve. Explica, que ambos neoconservadores –más bien neofascistas- sostienen que solo con una violencia catártica se puede revitalizar el orden social.
Señala, de otra parte, que conforme al pensamiento de Antauro, la historia debe verse como la lucha de las etnias por la supervivencia y que dicha lucha dominará la etnia más fuerte. Recuerda que este expuso en una ocasión: “el mundo para los más aptos. El que no vence o no se adapta está destinado a la extinción, recuerdo, olvido. Esto rige desde átomo, la molécula hasta la lucha intergaláctica”.
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