Partidos políticos neomarxistas se pelean votos del ‘tercer sexo’

Exsecretario de Naciones Unidas, agentes del FBI y asesor presidencial tuvieron esa inclinación, pero no se jactaron de ello.

Diario expreso - Partidos políticos neomarxistas se pelean votos del ‘tercer sexo’

La aparición en las redes sociales de una imagen en la que se ve al excongresista Carlos Bruce Montes de Oca besándose con un individuo menor que él, el regocijo con que Alberto de Belaunde, también exparlamentario, anunció su próxima boda con su “novio” y la evidente felicidad que muestra Susel Paredes y su pareja por calles y plazas ponen en actualidad el tema de la homosexualidad y la política.

Si bien antes, cuando en el Perú se hacían comentarios al respecto. no pasaban de ser rumores y “bolas”, nadie se atrevía a afirmar detalles sobre la inclinación sexual de tal o cual funcionario ni político. Ello porque la vida sexual era considerada algo muy privado.

Hace algunos años apareció el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) y nadie imaginó que con el correr de los años dicho grupúsculo -entonces mal visto- crecería vertiginosamente hasta convertirse en lo que hoy se conoce como la “colectividad de lesbianas, gays, homosexuales, transgéneros y bisesexuales” (LGHTB), cuyas marchas han dejado de escandalizar a los peruanos y en más de una ocasión han sido encabezadas por los personajes antes mencionados. Sí, pues, “salieron del clóset” y lo hicieron con orgullo.

Una encuesta virtual realizada en 2017 por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) indica que solo en Lima el grupo LGHTB contaba con 12,026 miembros. El 26.7 % declaró no haber sido víctima de discriminación y el 51.62 % reportó haber sido agredido verbal y físicamente, el resto guardaba silencio.
Lo cierto es que en los últimos años buscan la aprobación de una ley que permita el matrimonio homosexual e incluso que en ese estado civil puedan adoptar niños, como ha ocurrido con consecuencias funestas en otros países.

Actualmente no existe en el Perú una cifra exacta sobre la población homosexual considerada por sus lideres “una minoría”. Sin embargo, ciertos partidos políticos no lo consideran así y buscan ganarse sus votos, ofreciéndoles promulgar la ansiada ley.

“MORADITO”

Una de esas agrupaciones es el Partido Morado, que lidera Julio Guzmán, otrora muy cercano al expresidente Ollanta Humala, quien jamás ha hablado de su opción sexual pero que anuncia en todas sus presentaciones que su programa de gobierno incluye la unión legal de personas del mismo sexo. También dirigentes de la trasnochada izquierda ofrecen lo mismo, diciendo que “defienden la igualdad de género”.

Frente a ello se alza Solidaridad Nacional, cuyo representante Luis Solari no hace mucho dejó muy mal parado al caviar Gino Costa durante un debate televisivo.
Para muchos resulta inexplicable como Daniel Mora Zevallos -militar de brillante participación en el Conflicto del Cenepa-, quien jamás ha recurrido al sensacionalismo, se haya subido al vagón del “moradito” Guzmán.

Indudablemente los tiempos han cambiado. En los primeros años de la década de los 50 del pasado siglo a nadie se le hubiera ocurrido plantear el matrimonio homosexual.

El descubrimiento “accidental” entre las filas del Partido Demócrata de los Estados Unidos de un candidato homosexual resultó muy útil a la oposición. A través de una campaña feroz restó miles de votos a Johnson. Esa fue la estratagema usada por el Partido Republicano contra la administración Johnson unas semanas antes de las elecciones de 1964: el caso Jenkis. Y aunque existiera una conducta homosexual, los artificios usados en su manejo palidecen en comparación con que algunos republicanos de Nixon pusieron en práctica en las difamaciones homosexuales, años después, durante las elecciones de 1972.

Una de ellas llevó a prisión a Donald Segreti por difamar al demócrata Al Jackson. Eso fue la punta del iceberg: asuntos homosexuales de mayores consecuencias se trataron a nivel más alto que el Watergate: alegaciones sexuales y homosexuales contra oponentes políticos fueron preparadas por la Casa Blanca a partir de informes no verificados del Federal Bureau of Investigation (FBI).

Cabe recordar que, mucho antes, un importante diplomático homosexual nombrado por Franklin Rooseveldt fue correo presidencial durante la Segunda Guerra Mundial y ocupó cargos muy importantes en el Departamento de Estado. Era tan flagrante en su inclinación (tenía como amantes a los botones de los hoteles) que obligaron a sus asistentes a acallar sus escándalos y evitar que sus amoríos trascendieran a la prensa. En una ocasión Roosevelt tuvo que interceder personalmente para que no se publicara nada en los medios. Debió ser sin dudas un hombre de talento excepcional, pues más de un presidente contó con sus servicios.

INTELIGENCIA Y HOMOSEXUALIDAD

En los departamentos gubernamentales de las grandes potencias -generalmente muy apartados de los políticos-, en donde se recogen, analizan y guardan informaciones secretas hay una tácita tradición por la que se acepta personal homosexual.

“No está claro si los diplomáticos, jefes de inteligencia y agentes de espionaje homosexuales tienen una representación superior en estos campos o si las concentraciones localmente altas o si los acontecimientos dramáticos lo hacen aparecer así. En cualquier caso, el manejo de la información sub-rosa constituye un trabajo para el que el homosexual está particularmente dotado con mucha frecuencia“, afirma C.A. Tripp Esquive, experto estadounidense en operaciones psicológicas de la comunidad de inteligencia americana.

Algunos de los programas creados especialmente para el empleo de la homosexualidad convierten las hazañas de Mata Hari en juego de niños. Durante la segunda Guerra Mundial, el FBI montó una casa de citas de prostitución masculina en Greenwich Village, MacDougal Street, con agentes homosexuales con el propósito explícito de lograr información y era dirigida por Gustave Beckman.

“En los servicios secretos -sostiene el experto- las predisposiciones sexuales conducen en ocasiones a una especie de perfección, del mismo modo que en muchas ocasiones un interés heterosexual mejora una relación social, hay otras que una inclinación homosexual ayuda a un agente a cumplir su misión”.

El funcionamiento del citado prostíbulo dio los resultados esperados, se capturaron falsos marineros que en realidad eran agentes de espionaje alemanes dirigidos por William Elberfeld, a quien se detuvo en una pensión de Manhattan desde donde operaba con un transmisor de onda corta. El sujeto entró en la cárcel de Sing Sing el 5 de octubre de 1942 y fue liberado el 1 de abril de 1963.

PLATAFORMAS MORALES

En el Perú, en los últimos tiempos, la homosexualidad ha llegado a ser políticamente significativa. Quizá convierta la apatía pública en una clamorosa petición de acción que puede resultar muy útil a ciertos políticos ansiosos de poder. Estos en su deseo de ganar y mantener el apoyo popular vienen construyendo plataformas morales sobre planteamientos que escandalizan a la comunidad cristiana e incluso a sus adversarios.

Por: César Reátegui

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