José Luis Sardón: “Intervención del canciller peruano en la OEA ha sido histórica”
¿Qué le pareció el discurso contundente del canciller Javier González-Olaechea ante la OEA, confrontando a los 11 países que obstaculizaron que se apruebe la resolución donde se exigía que se transparenten las fraudulentas elecciones en Venezuela?
Me parece que la intervención del canciller peruano ha sido histórica. Se trata de una intervención comparable a la que tuvo el canciller Raúl Porras Barrenechea frente al caso de Cuba en 1962. El canciller Javier González-Olaechea ha señalado la crisis de identidad que puede sufrir la OEA si no tiene una posición clara frente al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Si no puede condenar una dictadura, ¿para qué, entonces, existiría la OEA?
Tanto la Carta de la OEA de 1948 como la Carta Democrática Interamericana del 2001 señalan el compromiso de la OEA con la democracia. Sin embargo, lamentablemente, no se ha logrado aprobar una resolución que ayude a restablecer y respetar los resultados de las elecciones en Venezuela.
Esta resolución pretendía que el Gobierno publique las actas electorales a nivel de cada centro de votación y una verificación integral de los resultados en presencia de observadores internacionales. ¿Por qué pudieron estar en desacuerdo los 11 países que se abstuvieron?
No puedo especular al respecto. Lo que sí me consta es que algunos de ellos anunciaron desde el inicio de las negociaciones que no estaban en condiciones de aprobar ningún texto. Sorprendentemente, uno de esos países, a última hora, pretendió eliminar el literal b) del punto resolutivo 2 del proyecto que había sido preaprobado. Dicho literal instaba a que se llevara a cabo una verificación integral de las actas electorales en presencia de organizaciones de observación independientes. Ese país alcanzó tal propuesta a través de interpósita persona.
¿No puede revelar qué país es?
No, ya que la negociación fue reservada. El único país que hizo pública su posición de no participar en ningún texto fue México, que comunicó su decisión a través de una carta que fue leída al inicio de la sesión. Pero ha habido otros once que se abstuvieron de votar y otros cuatro que, al igual que México, no participaron en la sesión.
Lo lamentable de lo que usted comenta es que, en ningún momento, hubo la certeza de que esta resolución se iba a aprobar.
Es cierto. En ningún momento hubo unanimidad. Por eso, me parece lamentable la declaración reciente del excanciller Manuel Rodríguez Cuadros al respecto. Tal declaración no se ajusta a la realidad de lo ocurrido en la OEA.
Él señala que Perú y Panamá frustraron la aprobación de la resolución.
Eso es absurdo. Lo que único que hubo fue un texto preaprobado por las delegaciones, pero sujeto a la confirmación de las cancillerías. Además, repito, algunas delegaciones señalaron, desde el inicio, que no podrían aprobar ninguna resolución, pues esperarían a la proclamación de los resultados. Una de ellas, no obstante, envío a un mensajero a sugerir modificaciones a lo preaprobado.
Además, Perú fue uno de los principales promotores para que se apruebe esta resolución.
Hay varios países que han tenido un rol muy destacado. Entre ellos mencionaría a Argentina, Ecuador, Paraguay, Costa Rica y Chile, además del Perú. El Perú, en todo caso, ha sido el país que con más energía ha expresado su malestar por la frustración de la no aprobación de la resolución.
Eso solamente nos da más argumentos a personas como yo, que opino que, si la OEA no puede siquiera fustigar una dictadura, pues no sirve para nada y no debería existir.
Esta frustración puede tener consecuencias muy serias para la organización. El haber dicho las cosas con claridad, como lo hizo nuestro canciller, debe ayudar a que se discutan ajustes institucionales importantes.
Rodríguez Cuadros también dijo que fue un error de González-Olaechea el reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente legítimo de Venezuela de manera apresurada.
No solo el Perú hizo este reconocimiento. Varios otros países, entre los que destaca los EE.UU., han reconocido a González Urrutia como el presidente electo, con base al 80% de actas publicadas por la oposición. Estas actas están colgadas en internet a vista de todo el mundo. Según ellas, González Urrutia aventaja a Maduro por 39%. Es una victoria apabullante.
Es más, antes del reconocimiento a González Urrutia, ya la dictadura de Maduro había expulsado a los embajadores de los países que no respaldaron el fraude.
Cuando se negoció y se votó el proyecto de resolución, efectivamente, Venezuela ya había roto relaciones no solo con el Perú, sino con varios países de la región, incluyendo a Chile y Argentina.
Pese a estas nimias críticas, al final, es destacable la posición peruana y esta ha sido aplaudida por los principales protagonistas, que son los venezolanos que luchan por recuperar la democracia en su país.
Así es. La manera en que el canciller peruano ha protestado por esta frustración ha sido reconocida ampliamente por los venezolanos. Y no solamente por ellos, sino por todos los demócratas a nivel mundial, que están conmocionados con esta situación.
Reconsideración complicada
¿Qué más puede hacer el Consejo Permanente de la OEA? ¿Se puede reunir de nuevo para aprobar otra resolución o basta con el anuncio de Luis Almagro de que pedirá a la Corte Penal Internacional la detención de Maduro?
Siempre está abierta la posibilidad de hacerse reconsideraciones o replanteamientos del asunto, pero, sinceramente, veo complicado dar ese paso en este momento. Ojalá me equivoque.
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