44 años del día en que apareció Sendero Luminoso
44 años del día en que apareció Sendero Luminoso
Hace 44 años, un día como ayer, Sendero Luminoso, inició sus actos terroristas en el país, y lo hizo en Chuschi, Ayacucho. El núcleo duro de sus adictos, fueron, obviamente, los familiares de sus condenados pues Sendero jamás contó con apoyo popular. Precisamente por no tener seguidores es que se ensañaron contra gente inocente de nuestras mágicas serranías que nunca doblegaron a las amenazas del terrorismo, y a cambio de ello, padecieron sin misericordia, una de las etapas más violentas y sangrientas de nuestra vida nacional reciente que, además, produjo uno de los procesos de desplazamiento más intensos en nuestro país. Pero los senderistas fueron derrotados. Verlos encarcelados por “sus ideales”, los ha llevado a imaginarlos presos políticos que no son y que algunas ONG ideologizadas y hasta en contubernio, soltaron la falsa idea que lo eran. Junto a ellos, debe contarse a los que simpatizan con las posiciones radicales de SL desde los años 80, pues los hay, y a las juventudes ganadas con el tiempo con engaños, dado que el propio Estado con gobiernos irresponsables en las 3 últimas décadas, rompió la conexión de los sangrientos años que vivimos por el terrorismo con las nuevas generaciones que no tienen una idea cabal de las atrocidades que cometió Sendero Luminoso en el Perú. Desorientados, entonces, se han convertido en un grupo social vulnerable y a la medida de los senderistas solapados –los que no llegaron a ser detenidos por falta de pruebas–, encargados de captarlos, esta vez ya no por métodos violentos porque se dieron cuenta que ese fue su principal error al sentir el referido rechazo y la condena ciudadana por sus actos macabros. Sendero, entonces, está en otra fase de su historia –pero lo está–, donde el uso de la fuerza para asaltar el Estado y luego destruirlo para fundar otro, ha sido prescindido temporalmente. Viven, en consecuencia, su tiempo estratégico de hibernación evitando enfrentarse con el uso de las armas. No creo como algunos ilusos o confiados que Sendero es parte de una página magra de nuestra historia reciente. No. Al contrario, los senderistas, con otro ropaje por estos tiempos, quieren seguir ganando adeptos con sus infiltrados en el sector público que no hemos sabido neutralizar y erradicar, pues sueltos de huesos pregonan la lucha de clases al discurrir en nuestras narices el desdén hacia lo que llaman grupos dominantes o de poder económico o simplemente ricos, promoviendo el enfrentamiento social en un país que, todavía en el marco del bicentenario de Junín y Ayacucho, se esfuerza para superar su fractura histórica, que no ha sido abordada en la dimensión que corresponde, y con ello, volcar la unidad nacional que aún no tenemos como quisiéramos. Solamente nuestras Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, la Iglesia y con ellos, los ronderos y campesinos de nuestros hermosos andes y extensa selva, jamás han bajado la guardia frente a Sendero Luminoso. Se trata de una lección para nuestra clase política, siempre reactiva y nada prospectiva, que debió encaminarnos. No nos confiemos y actuemos a tiempo y en prospectiva porque por una ciclópea desidia, casi como en el siglo XIX, podríamos vernos envueltos sin darnos cuenta en nuestra peor desventura republicana, aprovechando que el momento actual de nuestra vida nacional está dominado por nuestra atención máxime a la neutralización o la erradicación de la delincuencia diseminada por el territorio nacional y que ha generado inseguridad ciudadana que es lo que precisamente conviene a Sendero Luminoso. Cuidado con eso. Hay que asegurar que no quede nada del terrorismo y para ello dos cosas: una mejor educación con maestros comprometidos, preparados y sin ideologías y una actitud política hacia el desarrollo nacional para una realización integral y sin fracturas de todos los peruanos.
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