A una canciller mentirosa solo le queda la renuncia o la censura

A una canciller mentirosa solo le queda la renuncia o la censura

Toda la maquinaria montada –propia de un manotazo de ahogado– en las últimas 24 horas por la canciller Ana Cecilia Gervasi –incluida la manipulación de las recientes declaraciones del actual Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos de América, Brian A. Nichols, que fuera embajador en nuestro país, entre 2014 y 2017–, para atenuar lo más posible, la inobjetable evidencia de que nunca hubo la REUNIÓN DE TRABAJO BILATERAL anunciada a los cuatro vientos, entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y la mandataria peruana, Dina Boluarte, con el único afán de conseguir el permiso del Congreso de la República para viajar, lo único que ha hecho es reconfirmar lo mentirosa que ha sido todo el tiempo de este oscuro capítulo de nuestra política exterior, quedando por esta razón absolutamente descalificada para ejercer el dignísimo alto cargo de ministra de Relaciones Exteriores del Perú, y por ende, para ostentar también la altísima membresía de jefa de la diplomacia peruana.

La desesperación por conseguir las declaraciones del exembajador estadounidense en el Perú, solo ha empeorado su conducta mentirosa, pues el propio comunicado de la cancillería peruana –una vez que se volvió indefendible la tesis de que hubo una REUNIÓN DE TRABAJO BILATERAL desnudada por periodistas extranjeros–, no tuvo más remedio que aceptar que efectivamente ésta NUNCA se produjo, señalando literalmente que la razón era porque “los tiempos quedaron cortos”, sin advertir y sin criterio alguno del grave daño a la moral nacional que nos hacía esa burda redacción que dejaba entrever, como disparándonos a los pies, lo tan poco que importamos como país al hegemón del mundo.

Las declaraciones a RPP del referido funcionario diplomático estadounidense están circunscritas a las conversaciones informales y privadas que ambos presidentes sostuvieron en los pasillos durante la Cumbre para la que sí fue invitada Boluarte, pero que todos sabemos que es completamente distinta de la reunión de trabajo bilateral jamás realizada.

Estas declaraciones, que vienen siendo difundidas con manipulación evidente para confundir a los peruanos, están mostrando la ruindad de una pseudo diplomacia que un profesional del Servicio Diplomático de la República, heredero de la laureada e histórica escuela de Torre Tagle de José Gregorio Paz Soldán, Víctor Andrés Belaunde, Raúl Porras Barrenechea, Carlos García Bedoya, Javier Pérez de Cuéllar, Alberto Wagner de Reyna, Arturo García García, Gonzalo Fernández Puyó, Alfonso Arias-Schreiber Pezet y Luis Marchand Stens, entre otros, JAMÁS hubiera recurrido.

Se trata de bajísimas prácticas con las que Gervasi ha enlodado con daño profundo al prestigio histórico de nuestra diplomacia. La opinión pública peruana ha concluido que, al no haber sido JAMÁS anunciada por la Casa Blanca una REUNIÓN DE TRABAJO BILATERAL entre Biden y Boluarte, porque sencillamente NUNCA fue aceptado por Washington como, en cambio, sí se hizo, a los mandatarios de Chile, Gabriel Boric, y de República Dominicana, Luis Abinader, en el emblemático Despacho del Salón Oval de la Casa Blanca, este encuentro, que supone técnicamente una AUDIENCIA con agenda en mano –lo que significa el rigor de referir los puntos que serían abordados luego de que fueran debidamente trabajados con antelación por las cancillerías de los dos países–, NUNCA debió ser anunciado por la canciller Gervasi.

Le mintió al Honorable Congreso de la República y, en consecuencia, a todo el país. Por tanto, Gervasi por su mentira deberá renunciar, y si no lo hace el Parlamento Nacional, deberá censurarla. Su permanencia al frente de Torre Tagle seguirá dañando severamente a nuestra diplomacia y a la política exterior del Perú, sin peso ni piso, por una ministra que lo fuera únicamente por suerte.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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