¿Aburrido? ¡Aburridísimo!

¿Aburrido? ¡Aburridísimo!

“Entonces pregunta el ciego de la venda negra: ¿Cuántos ciegos serán precisos para hacer una ceguera? Nadie le supo responder” (Saramago, Ensayo sobre la ceguera). La gran mayoría no tiene la más parda idea de por quién votar y tampoco les preocupa mucho. Campaña silenciosa y descolorida, no solo por la falta de estrellas sino porque no hay dinero, se acabaron los “mecenas” y casi ningún candidato quiere meterse la mano al bolsillo para financiarse. La votación de los peruanos es tan errática y sorpresiva -un 25% decide su opción en la cola-, que los políticos han aprendido a controlar su ego ante la incertidumbre de la apuesta.

Un candidato no es algo que se fabrica en serie ni que sale de la noche a la mañana como un nuevo producto en la góndola de un supermercado. Se requiere que tengan conocimientos y cierta trayectoria. Tiene que permitirse la reelección y que la ciudadanía premie con su voto a los mejores congresistas. ¿Por qué se va a privar al país de gente con experiencia y que conoce el quehacer parlamentario integralmente? Nunca he recibido una respuesta razonablemente convincente… porque no existe.

Tristemente, las primeras planas se ocupan de todas las causales de descalificación de los candidatos, ya sea los antecedentes penales, las deudas coactivas ante Sunat o las omisiones en las hojas de vida; algunas absolutamente irrelevantes pero que han determinado la descalificación de gente valiosa como Fernando Cillóniz o Eugenio D’Medina.

Suscribo absolutamente lo expresado por Beto Ortiz en su programa “Abre los Ojos” en el sentido que son las elecciones más absurdas, aburridas y hasta más estúpidas de las que le ha tocado ser testigo, por la simple maraña de nuevas organizaciones políticas, con símbolos novedosos y vacíos y el espeluznante número de 2915 candidatos. Estamos condenados, como siempre, a juzgar por las fotos retocadas y los esloganes cliché, salvo excepciones como la de Daniel Olivares, número 20 del partido Morado cuyo lema es: “Vamos a joder para transformar”. Ojalá no salgas, Danielito, no necesitamos más políticos vociferantes que carecen de todo respeto hacia la institucionalidad.

Las promesas serán las mismas de tiempos pasados porque hay necesidades insatisfechas. Eso es axiomático. Favorecer el levantamiento de la inmunidad parlamentaria, tan de moda, vende. Los candidatos dentro de un mismo partido evitan las críticas o exponer en público sus diferencias, aunque son los que más zancadillas se dan entre ellos. Hipócritas que se destruyen entre bambalinas. Deberían aprender de los políticos estadounidenses que, dentro de un mismo partido, no tienen ningún empacho en decirse sus verdades. Famosa la frase del republicano Ron Paul a su adversario Newt Gingrich en las Primarias: “Es el símbolo absoluto del sistema corrupto (de Washington)”.

Si el voto fuera voluntario, el ausentismo sería clamoroso, la mayor parte de peruanos piensa que el país camina mejor sin Congreso. Urge fortalecer la educación cívica de las nuevas generaciones. Ministra Pablo tiene la palabra.