Afrontando la inflación y el bajo crecimiento global según la OCDE
Afrontando la inflación y el bajo crecimiento global según la OCDE
Las perspectivas económicas globales a corto plazo (2023) están determinadas por el impacto del endurecimiento de la política monetaria por parte de la mayoría de los principales bancos centrales y las tensiones en la economía china.
La OCDE prevé que el crecimiento mundial se desacelerará, mientras que la inflación se moderará, pero se mantendrá por encima del objetivo. Los principales riesgos a la baja incluyen la posibilidad de una desaceleración más pronunciada de lo esperado en China y un aumento continuo de los precios del petróleo.
La OCDE proyecta que el crecimiento del PIB mundial se mantendrá por debajo del promedio en 2023 y 2024, frenado por el endurecimiento de la política macroeconómica para tratar de controlar la inflación.
Se espera que el crecimiento anual del PIB en Estados Unidos se desacelere del 2,2% este año al 1.3% en 2024. En la zona del euro, donde la demanda ya es débil, se prevé que el crecimiento del PIB se desacelere hasta el 0.6% en 2023 y aumente hasta el 1.1% en 2024 a medida que se desvanezca el impacto adverso de la alta inflación sobre los ingresos reales. Se espera que el crecimiento en China se vea frenado por la debilitada demanda interna y las tensiones estructurales en los mercados inmobiliarios, disminuyendo al 5.1% en 2023 y al 4.6% en 2024.
La inflación de alimentos en el mundo no está disminuyendo. Sigue siendo persistente en muchas economías, sostenida por presiones de costos y altos márgenes en algunos sectores; en el Perú aún llega al 10%.
Se prevé que la inflación se modere gradualmente durante 2023 y 2024, pero se mantendrá por encima de los objetivos de los bancos centrales en la mayoría de las economías. Se proyecta que la inflación general en las economías del G20 (principales economías) disminuirá al 6% en 2023 y al 4.8% en 2024, y la inflación subyacente en las economías avanzadas del G20 disminuirá del 4.3% este año al 2.8% en 2024.
Los riesgos siguen sesgados a la baja. Los efectos adversos de las tasas de interés más altas podrían resultar más fuertes de lo esperado, y una mayor persistencia de la inflación requeriría un ajuste adicional de las políticas que podría exponer las vulnerabilidades financieras.
Debemos considerar que una desaceleración en China es un riesgo clave adicional que afectaría el crecimiento de la producción en todo el mundo; particularmente en el Perú, donde el 28% del comercio y el 25% de la inversión extranjera directa son de origen chinos, incluso China viene invirtiendo en el Megapuerto de Chancay, algo relevante si consideramos que en el puerto del Callao no se invierte en infraestructura y tecnología hace tiempo.
Incrementar los costos del dinero en Perú, sumado al incremento del precio de los granos y del petróleo, que son 80% importados, ha fortalecido la recesión; debido a esto, el Banco Central ya empezó a bajar la tasa de interés de referencia, y se espera que la siga bajando.
En este contexto de incremento del precio del petróleo, es conveniente que Petroperú explote los pozos petroleros de Talara, cuyo costo de producción no supera los 20 dólares por barril, cuando en el mercado internacional su precio está por encima de los 90 dólares, y el Perú importa el 80% de lo que consume.
Los gobiernos se enfrentan a crecientes presiones fiscales derivadas del aumento de la carga de la deuda y del gasto adicional en el envejecimiento de la población, la transición climática y la defensa.
Es necesario revitalizar los esfuerzos de política estructural para fortalecer las perspectivas de crecimiento. Reducir las barreras en los mercados laborales y de productos y mejorar el desarrollo de habilidades ayudaría a impulsar la inversión, la productividad y la participación de la fuerza laboral, y haría que el crecimiento fuera más inclusivo.
Una prioridad clave es reactivar el comercio mundial, que es una fuente importante de prosperidad a largo plazo tanto para las economías avanzadas como para las de mercados emergentes. Las preocupaciones sobre la seguridad económica no deberían impedir que se aprovechen las oportunidades para reducir las barreras comerciales, especialmente en los sectores de servicios.
A ello considero oportuno comentar que, en su reciente visita a Lima, el secretario general de la OCDE, presentó un estudio económico sobre el Perú, y ha dicho que el país requiere de una estrategia para fortalecer la formalidad y reducir desigualdades, así como conseguir una regulación más flexible de contratos laborales y un mayor acceso a educación de alta calidad.
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