Agua intoxicada
Agua intoxicada
En diversos países la calidad del agua es una preocupación constante de los gobiernos. Sin embargo, por diversas actividades naturales y humanas, el agua que beben millones de personas podría estar contaminada.
En el Perú, hace algunas semanas, se tuvo la visita de un relator especial de la ONU para el derecho al agua potable y saneamiento, con el fin de analizar este importante recurso. Entre sus conclusiones señaló que la salud de diez millones de peruanos (31.15%) está en riesgo porque beben agua que está envenenada con sustancias tóxicas como metales pesados. Su análisis se basó también en datos del Ministerio de Salud. Arrojo-Agudo sostuvo que dichos problemas vienen de acciones y omisiones a lo largo de décadas, por ello hizo un llamado al actual gobierno para que atienda este problema que ocurre debido a la minería, que pone en riesgo la salud de las generaciones actuales y futuras.
Este problema ha sido detectado desde el 2017, cuando el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Minsa documentó 4,867 casos de peruanos expuestos a metales pesados como arsénico, cadmio, plomo y mercurio, entre otros. Y según la OMS, la exposición prolongada a estos metales tóxicos provoca diversos problemas crónicos de salud, como la pérdida de memoria, infertilidad, menor visión, enfermedades hepáticas, fallo renal, cáncer y daños irreversibles en el desarrollo fetal.
Según investigadores como Medina et al., (2018), se conoce que en el Perú, estos metales están en las fuentes de agua para consumo humano y puede deberse a factores naturales de origen geológico, a la explotación minera y a la refinación de metales por fundición. En el 2002 se encontraron niveles de arsénico en el río Rímac, de hasta 780 µg/L, un nivel muy preocupante, pues este río abastece de agua a la ciudad de Lima. De otro lado, en Bambamarca, las observaciones de Arrojo-Agudo determinaron la gravedad de las afecciones a la salud, donde se hallaron metales pesados en el 100% de la población.
Arrojo-Agudo señaló que a pesar que la Constitución de Perú reconoce la prioridad del agua para consumo humano sobre cualquier otro uso, este precepto se incumple, de igual manera sucede con la implementación de leyes y políticas relacionadas al agua y saneamiento.
Proveer de calidad de agua para consumo humano, debería ser una prioridad del gobierno, que podría empezar con la gestión integrada y una férrea voluntad de aplicar la ley cuando sea necesaria para defender el derecho a beber agua libre de metales pesados.
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