La mujer peruana se ha constituido a lo largo de los años en protagonista fundamental del movimiento económico en el país, no obstante que por diversas circunstancias, ese papel continúa invisibilizado debido a una serie de factores, entre ellos la vigencia de una mentalidad patriarcal que aún no fue extinguida en nuestra sociedad.

Es menester enfatizar que, el 44.8% son trabajadoras independientes, o sea son cuentapropistas, el 31.8% son asalariadas, sea como empleadas u obreras, el 4.7% son trabajadoras del hogar y el 1.4% son empleadoras, según datos proporcionados por el INEI, siendo invalorable el trabajo que realizan en el diario vivir, además de los emprendimientos en que participan.

Corresponde relievar que, en los últimos años el rol de la mujer en la vida política, económica y social del Perú, se tornó trascendental, contribuyendo efectivamente al desarrollo y progreso, tanto interno, o sea para su familia, como a nivel externo, es decir como contribución al desarrollo de la economía en el país.

Se pone en evidencia que, la mujer peruana, va adquiriendo de manera exponencial mayor protagonismo en las diversas actividades económicas. Se advierte que su empuje, coraje, espíritu de sacrificio, además de su entrega y perseverancia resaltan, llaman la atención en los diversos escenarios en que se mueve, como madre, esposa, educadora, empresaria o trabajadora por cuenta ajena.

Algunos estudios han demostrado una realidad inobjetable y es que se evidenció que, la calidad de vida de las mujeres, influye directamente en la calidad de vida de sus familias, circunstancia ante la cual, resalta la necesidad e importancia de que toda acción orientada a mejorar su situación personal y la de su familia, en el ámbito económico y laboral, repercutirá en el entorno familiar y el colectivo humano al que pertenece.

Es menester tomar en cuenta que, las características de la actividad económica de la mujer peruana, no son homogéneas, porque varían por diversos factores, entre ellos la región donde habitan. Ello quiere decir que esas circunstancias de protagonismo económico de las mujeres no siempre serán las mismas, tienden a variar, incluso de una región a otra. Por ejemplo, en las zonas amazónicas la dinámica de la participación en la actividad económica, las actividades de mayor ocupación femenina están en la agricultura, el comercio y la enseñanza, además de la realización de labores como amas de casa sin remuneración.

Por su parte es importante hacer notar que, la actividad laboral de la mujer en Áncash se ha incrementado en el tiempo, sin embargo ellas aún se encuentran sometidas a condiciones laborales inferiores en relación a los hombres, especialmente en lo concerniente a la remuneración económica, motivo por el que, independientemente de la intensidad del trabajo que desarrollan las mujeres, continúan en condiciones laborales inferiores respecto a los hombres, ergo los ingresos de las mujeres son ostensiblemente inferiores a los del otro sexo.

También debe tomarse en cuenta que un 41.50% están subempleadas debido a que se dedican paralelamente a actividades del hogar. La población femenina ocupada se dedica mayoritariamente (38%) a la agricultura, la pesca y la minería, empero en los últimos años mostró un comportamiento decreciente.

No obstante que la participación femenina es preponderante en todos los ámbitos, aún se advierten bolsones de discriminación contra las mujeres porque no existe una política de Estado que promueva un verdadero mecanismo que viabilice igualdad de condiciones.

Frente a esta realidad descrita, nos parece oportuno que la agenda de APEC 2024, en el cual Perú es sede, incluya en su agenda la participación de la mujer en las economías, a través del cual se intenta promover el crecimiento y desarrollo sostenible.

Precisamente, tomando en cuenta que el Perú será sede el presente año de una importante reunión internacional de las 21 economías de Asia-Pacífico, está la oportunidad de visibilizar ante el mundo el potencial creativo, productivo y tecnológico de nuestro país, donde el talento y vocación de trabajo de la mujer peruana debe ser tomados en cuenta para valorar ese rol protagónico que actualmente desempeña en la economía.

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