Bukeles y Mileis
Bukeles y Mileis
El Salvador es un país herido aún por el recuerdo del brutal ataque de una guerrilla financiada por el comunismo cubano en los 80 y la falta de un modelo económico que impulse su desarrollo; en ese contexto, surgieron tribus urbanas denominadas maras, como Salvatrucha 13 y Barrio 18, las mismas que, empleado violencia extrema, controlaron rápidamente el crimen organizado y extendieron sus tentáculos a la política y a la justicia salvadoreña. Combatirlas con alguna posibilidad de éxito hubiera demandado un sólido acuerdo entre los principales partidos políticos, medios de comunicación y grupos serios de la sociedad civil.
Como en Latinoamérica no se hace verdadera política, apareció el espacio para que surgiera un líder populista y carismático, el mismo que aprovechando la intensa necesidad de orden y seguridad, ha obtenido un apoyo estadístico del 93 % al satisfacer el legítimo interés ciudadano.
Las fotografías de maras sometidos en prisión causan escándalo en los profesionales de los DD.HH, pero, en realidad, exponen una realidad carcelaria más decente que varios pabellones de nuestro Lurigancho. El verdadero problema es el costo que asume la comunidad política, pues la concentración de poder utilizada para legislar y ejecutar medidas extremas, pero necesarias, por la solo voluntad de un líder, servirá luego a éste para perpetuarse e intentar obrar de la misma forma en otras áreas, restando institucionalidad y espacios para la evolución democrática de la sociedad.
Argentina es un país con una gran capacidad de generar riqueza por sus recursos naturales, pero ha sido mal gestionado por sucesivos gobiernos populistas durante décadas, y hoy se debate en una crisis económica y financiera mientras su “casta política” ignora reglas fundamentales de economía. Como reacción a la miseria provocada por los altos costos de las actividades productivas, gravadas con elevados impuestos por la necesidad de sostener un Estado faraónico e incapaz, ha surgido un offsider liberal que grita verdades con una imagen excéntrica para diferenciarse de sus adversarios, demagogos de jean y zapatillas, pero con millonarias cuentas bancarias fruto de subvenciones, cupos y subsidios. Es posible que Milei gane la presidencial, pero es casi seguro que no obtenga la mayoría absoluta en el Congreso y, por eso, no logre efectuar las profundas y necesarias reformas que su electorado requiere. La frustración se traducirá en mayor desconfianza ciudadana hacia la política, abriendo peligrosos espacios proclives a la aventura autoritaria.
Como pepecista, sostengo la necesidad de enfrentar con decisión los problemas que otros simplemente han “administrado”, pero las soluciones efectivas y duraderas se logran cuando el gobierno tiene un partido programático y disciplinado como respaldo, y las reformas tienen el suficiente consenso político para convertirse en sólidos acuerdos fundamentales.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.