China, el país que no queremos ser

China, el país que no queremos ser

Hace unas semanas, un buen amigo que ha podido viajar a China, comentaba que ir a esta potencia asiática se parece a hacer un viaje al futuro, pues la tecnología está en todas partes e incide en la vida de todos los ciudadanos. Desde cámaras en cada esquina hasta un uso mucho más masificado que en el resto del mundo de los medios electrónicos y digitales para todo tipo de actividades. Vale mencionar que las billeteras electrónicas como las que hoy se han popularizado en el Perú, ya se usaban en China hace casi diez años, y que se utilizan aplicaciones que integran diversos servicios públicos con perfiles virtuales.

En ese momento no reflexioné sobre la idea, pero no tarde en concluir que su interpretación de que ir a China implicaba un salto al futuro estaba errada, pues la tecnología con la que cuenta es la misma que se encuentra en casi todos los países del mundo. Pero sí existe una diferencia, y es que China es una sociedad de control, modelo que se basa en su forma de gobierno: el autoritarismo.

Pero ¿qué significa que sea una sociedad de control? Que el Estado utiliza todos los medios a su alcance para controlar a su población, y dado que la tecnología es el medio fundamental del ser humano para transformar su entorno, no es rara la excesiva injerencia de la tecnología en la vida diaria de las personas, algo que, visto desde fuera, puede hacer pensar que es una sociedad tecnológicamente futurista.

En China, todos están observados. Incluso se utiliza tecnología de cámaras con inteligencia artificial para monitorear a los niños en las escuelas durante las clases, para obtener datos sobre atención y distracciones, bajo la lógica de obtener información para solucionar problemas, pero el método resulta invasivo y preocupa la injerencia del Estado en los menores de edad, si consideramos que visiones críticas y heterogéneas son positivas en el desarrollo de los estudiantes.

Su sistema, comunista, que para muchos realmente debe llamarse capitalismo de Estado, brinda beneficios limitados a su población, en comparación con otros países occidentales que aplican sistemas de protección social. Actualmente, debido a que los precios de los inmuebles no han parado de crecer desde hace varios años, en China resulta casi imposible para la mayoría de los jóvenes el adquirir uno con sus sueldos; aunque sea solo por 70 años.
En China solo el Estado es propietario del terreno (o el espacio), quienes logran adquirir un inmueble hacen algo similar a rentarlo a largo plazo, siendo ya muchos de estos inmuebles bienes otorgados como parte de herencias. Esto ha preocupado a la población china, por lo que el gobierno se ha pronunciado asegurando que prorrogará los contratos inmediatamente y sin trámites, pues estamos a pocos años de que los primeros en realizarse empiecen a vencer.

Respecto a su sistema sanitario, cabría pensar que una potencia económica que, además, se plantea como socialista, tendría una salud pública, universal y gratuita. Pero esto no es cierto. En general Los pacientes están obligados a pagar, de media, más del 30% de los gastos médicos y los precios por tratamientos de enfermedades más allá de la atención primaria son enormemente altos, generando que una buena parte de la población no se los pueda permitir.

Quejarse, no está permitido. En China, además, existe el crédito social, que es un sistema digital de control, registro y puntuación basado en datos que clasifica y evalúa a los individuos, funcionarios, empresas, organizaciones y asociaciones, penalizando y sancionando el mal comportamiento, con limitaciones al ejercicio de la ciudadanía, por un lado, y, por el otro, concediendo ciertas ventajas a quienes se comportan de manera ejemplar, como facilidades para obtener crédito para una vivienda.

Además, la información que entra y sale de China está filtrada por su gobierno, por lo que a su población solo le llega lo que el gobierno quiere que escuchen, mientras a los extranjeros solo nos llega lo que el gobierno chino quiere que sepamos de ellos.

A pesar de su gran crecimiento económico, el modelo autoritario de China requiere de una sociedad de control para sostenerse, pisando a muchos seres humanos para lograr un objetivo mayor, que es volver a China la primera potencia del Mundo. Algo que debe interesar a los peruanos, no solo por cultura, sino que hoy China es nuestro principal socio comercial y realiza inversiones estratégicas, como controlar el suministro eléctrico de Lima y crear dos puertos importantes en Perú, que también les permitirán controlar gran parte del comercio peruano.

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