¿Cómo me veo o cómo me ven?
¿Cómo me veo o cómo me ven?
La historia nos recuerda el uso de joyas como símbolos en las personas poderosas, los farones del antiguo Egipto y emperadores romanos las exhibían también para asemejarse a los dioses y ostentar riquezas frente a sus súbditos. También las joyas se usaban como regalos entre los gobernantes con el propósito de establecer alianzas y sellar acuerdos políticos. Sin embargo el uso de joyas tiene también un significado psicológico ya que hay personas que las usan con el fin de ganar espacios y elevar su estatus social, lo que en definitiva tiene que interpretarse con problemas de autoestima ya que el propósito es el de llamar la atención con los signos exteriores de riqueza.
La política es percepción y el hecho que una gobernante proveniente de la clase media ostente ahora joyas y relojes de precios inalcanzables para la mayoría de sus gobernados indiscutiblemente le iba a generar un alto precio político no solo de imagen sino de dudas respecto a su honestidad.
Las primeras recomendaciones que un político recibe de sus asesores de imagen es la de evitar la exhibición de signos exteriores de riqueza como autos lujosos y joyas sobre todo cuando ellos no se condicen con su riqueza personal desde antes de hacer política.
Ahora nuestra gobernante gasta sus “balas” políticas con sus aliados en el Congreso en un asunto que pudo evitarse si se hubiera afrontado inteligentemente desde el inicio. Lo correcto en estos casos es cortar la crisis en el menor tiempo posible diciendo simplemente la verdad. El alargar la crisis se interpreta como que se estuviera tratando de armar una respuesta política y fiscal sobre una base alejada de la transparencia y de la realidad.
Se desliza la posibilidad de que las joyas y los relojes que ha mostrado nuestra mandataria son producto de un sentimiento cercano con una persona, aspecto que no tiene nada malo, ya que nadie tiene por qué contar públicamente su vida personalísima, pero si hubiera sido correcto contarla oportunamente ante los órganos fiscales, los cuales han jugado un rol dudoso conductual por la rapidez de un allanamiento que pudo evitarse en mi opinión mediante otros mecanismos legales.
Por eso el político antes de salir de su casa debe mirarse al espejo y preguntarse: qué es lo más importante, “¿cómo me veo o como me ven?”
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