Es evidente que los 35 grupos que buscan alcanzar los niveles más altos de la política en nuestro país no logran una concertación ideológica, sino más bien una concertación de intereses. Esto se refleja claramente en la elección de la mesa directiva del Congreso, la cual, lejos de ser el resultado de un acuerdo ideológico, se forma a partir de una negociación de intereses.

El hecho de que estos “partidos” no hagan públicas sus ideologías confirma que su objetivo es más bien alinear intereses, no ideologías. Para que exista una concertación ideológica, quienes la acuerdan deben tener ideologías definidas. Sin embargo, los partidos con representación en el Congreso no hablan de ellas. Sí tienen, en cambio, intereses, como lo demuestra la reciente elección de la mesa directiva, donde cerca de 90 congresistas votaron por una lista que es una mezcla incoherente de principios no consensuados.

Cuando el debate político no es ideológico, ocurre lo que está sucediendo en nuestro país: hay tantos partidos como intereses. Por eso, se puede afirmar que, así como en la ONPE hay 35 “partidos” inscritos, en las próximas elecciones competirá un número similar de intereses.
Para precisar, considero necesario definir lo que entendemos por doctrina:

Una doctrina es el conjunto de principios, enseñanzas o instrucciones que se consideran válidos y que pertenecen a una escuela, como la política. Es un conjunto global de concepciones teóricas enseñadas como verdaderas por uno o varios autores. Es un conjunto de ideas firmes con una posición categórica en la sociedad, capaz de establecer un estilo de vida para quienes la siguen.

En el ámbito jurídico, la doctrina es el pensamiento de distintos juristas sobre diversos temas del derecho, que sirve de guía respecto a normas y opiniones. En la política, la doctrina distingue a un partido de otro, siendo conceptos que ellos defienden y proclaman.

Es una realidad contundente que las doctrinas políticas contienen principios que no pueden ser negociados y elementos que sí. Dado que los 35 partidos inscritos hasta la fecha hacen inevitable que los candidatos surjan de concertaciones, los ciudadanos deben conocer cuáles son los principios innegociables de cada partido para evitar que estas concertaciones se conviertan en una ensalada de intereses.

Muchas leyes y normas del pasado, como la prohibición de la reelección de congresistas, han atentado contra la gobernabilidad del Perú.

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