Conflicto interno inducido en medio de una guerra mundial

Conflicto interno inducido en medio de una guerra mundial

Nada debilita más a una nación en medio de una guerra que su pueblo se encuentre en conflicto, lo cual es un principio de la guerra utilizado por los enemigos extranjeros, quienes recurrentemente promueven conflictos internos en los países que pretenden dominar.

Esto viene ocurriendo en el Perú, ante la más terrible ignorancia de los políticos, de la manera en que están siendo usados en contra de nuestra nación, sumidos en una absurda contienda de izquierdas y derechas, de intereses creados y de ambición de poder, mientras los enemigos extranjeros avanzan con la ejecución de su plan genocida de ¨reducción de la población¨ con la colusión de corruptos funcionarios públicos nacionales, en el marco de una guerra mundial de cuarta y quinta generación, esto es, biológica y de inteligencia artificial, respectivamente.

Un Congreso preocupado con afianzar su poder frente al Ejecutivo, y éste preocupado en resolver sus propios conflictos de competencia de poder entre las izquierdas que dicen apoyarlo mientras lo socavan, y en tratar de impedir que un Congreso soliviantado por intereses de grupo más que por razones ideológico políticas, vaquen al Presidente, inventando motivos para justificar un golpe de Estado, es el escenario perfecto para que ministros y funcionarios sin conciencia, apátridas, avancen en sus diligentes acciones genocidas en contra del pueblo del Perú.

Están empezando a morir de modo repentino, por infartos, los vacunados hace algunos meses, y resulta sorprendente que los políticos sumidos en sus debates espurios no se den cuenta que en cualquier momento les toca, porque el grafeno de las inyecciones genocidas está surtiendo efecto, y están permitiendo el avance de la vacunación forzada, inconstitucional, ilegal y violatoria de los derechos constitucionales a la salud, a la vida, a la integridad personal y a la libertad individual de todos los peruanos.

Todos los congresistas, fiscales, jueces, ministros, funcionarios públicos y el propio Presidente Castillo están abdicando de su deber de actuar cumpliendo la Constitución y las leyes como lo manda el artículo 45 de la Constitución, al autorizar o permitir una declaración de Estado de Emergencia Nacional que no tiene justificación médica ni científica por razones sanitarias, la suspensión de derechos inalienables, y la imposición de una dictadura global para someternos a un Gobierno Mundial, vía la quiebra económica de nuestra nación, el endeudamiento forzado, y el exterminio de nuestro pueblo.

La ignorancia de la realidad no los exime de culpa.

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