Congreso patas arriba

Congreso patas arriba

Mientras que los demócratas venezolanos dan el ejemplo al mundo entero de lo que es convicción, tenacidad, dignidad e inteligencia política, nuestro Congreso anda sumido en el mayor descrédito, totalmente ajeno a la causa de Venezuela o a abordar el tramposo acuerdo firmado con Odebrecht por los fiscales Vela y Pérez. La prioridad es ‘investigar’ una denuncia sensacionalista sobre una red de prostitución en el Legislativo que los puso de vuelta y media. Social y periodísticamente, el tema tiene todos los elementos para ser una bomba. Sexo y política siempre movilizan el interés y la imaginación de la gente.
Se señaló a Andrea Vidal como la posible organizadora del lenocinio congresal. De hecho, ella, una mujer de leyes, trabajaba en el Legislativo. A la semana, Andrea y el taxista venezolano que la transportaba murieron acribillados por más de 40 balazos, a manos de cuatro sicarios. Ello requiere de dinero.
Asociaron a la tal red a la abogada Alexandra Gil, también trabajadora del Congreso, quien desmintió absolutamente todo de manera solvente. “No hay una sola prueba”, dijo, lo cual es verdad. También se involucró a otra joven, Isabel Cajo, asistente parlamentaria. Estaba inscrita en la plataforma OnlyFans, que no necesariamente trata de servicios sexuales, aunque aparezcan fotos sensuales, también acoge a otras profesiones. Días antes de su asesinato, un reportero le preguntó a Andrea si la contrataron para organizar el servicio parlamentario de prostitutas. Ella respondió: “Miren mi CV para que vean cómo llegué a trabajar en el Congreso”. El reportero, citado por Fiscalía, no acudió a declarar. La Fiscalía citó a Andrea estando muerta.
El morbo vende y la comisión de Fiscalización se abocó a investigar el supuesto tinglado de lenocinio. No ha obtenido un solo indicio, cero material probatorio. Pero se ha recordado a las trabajadoras del Congreso la prohibición de usar minifalda, jeans y zapatillas. Totalmente ridículo. Bastó para que 21 congresistas firmaran una moción de censura contra el titular del Parlamento. La razón: “Ha incurrido en grave error al no tomar medidas oportunas para afrontar la grave crisis moral” del Congreso. El rumor político indica que un sector no quiere que, si Dina Boluarte es vacada, sea un ‘acuñista’ quien asuma la presidencia de la República. Todo es descabellado.
Caerá el caso cócteles y nuestros padres de la patria están en otra. Puede haber personal que ejerce la prostitución fuera de horas de oficina, incluso que asiste a fiestas sexuales, pero que haya una red de prostitución son palabras mayores. Para afirmarlo se requieren pruebas.
Abunda en este escándalo que el congresista José Jerí y un amigo de este hayan sido acusados de violación sexual en una reunión privada. Ojo, ya se condenó a uno. Se suma el asesinato de un empresario proveedor del programa Qali Warma, denunciado en prensa por entregar conservas con carne de caballo, hecho no probado. Todo está desdibujado.
¿A quién favorece este desorden político que crece como una bola de nieve, cuando hay temas nacionales de gran relevancia? Misterio por resolver. Se debe esperar las investigaciones policiales y fiscales por respeto a dos personas asesinadas vilmente. Lo demás es politiquería. No elegimos a parlamentarios para esto. El Legislativo se convirtió en un ring de acusaciones y el desprestigio del Congreso ya es mundial.

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