Crecimiento económico sin desarrollo en el Perú y el mundo

Crecimiento económico sin desarrollo en el Perú y el mundo

El concepto de crecimiento económico se refiere al aumento de la producción de bienes y servicios en un país, medido típicamente a través del Producto Bruto Interno (PBI) per cápita, que no necesariamente refleja el bienestar de la población, porque la riqueza no se distribuye equitativamente.

Por otro lado, el desarrollo integral implica una mejora sostenida en la calidad de vida de la población, que va más allá de la mera acumulación de riqueza. Factores como la distribución de ingresos, el acceso a servicios básicos, la educación y la salud de calidad, son fundamentales para evaluar el desarrollo de una nación.

El Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por Naciones Unidas, mide el logro promedio en tres dimensiones básicas del desarrollo humano: una vida larga y saludable, conocimientos y un nivel de vida digno.

Según el reciente Informe sobre Desarrollo Humano 2021-2022, la desigualdad entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo está aumentando año a año desde el 2020 (pandemia de covid-19).

De un universo de 192 países, Suiza es el país con mayor desarrollo humano en el 2022, con una esperanza de vida de 84.3 años y una escolaridad promedio de 14 años, así como un nivel de PBI per cápita de US$ 93,259.

Otro ejemplo destacado de desarrollo es el caso de Botswana, considerado un milagro económico en África debido a su crecimiento sostenido. Este país, además, ha logrado avances significativos en el IDH pasando del puesto 124 en 2021 al puesto 114, con un PBI per cápita de US$ 7,738.9.

Por otro lado, existen países como Arabia Saudita e India, que han experimentado un crecimiento económico notable, pero que aún enfrentan desafíos en términos de desarrollo humano.

En el caso de Arabia Saudita, la riqueza generada por el petróleo no se ha traducido necesariamente en una mejora sustancial en la calidad de vida de sus ciudadanos, debido a restricciones en la libertad de expresión y religión, vulnerándose derechos humanos. Sin embargo, el 2022 ocupó el puesto 40 en el IDH, teniendo una esperanza de vida de 77.9 años, una escolaridad de 11.3 años, y un PBI per cápita de US$ 30,479.

India, por su parte, ha logrado altas tasas de crecimiento económico (7.2% en 2022), y recientemente ha sido considerada que va camino a ser la tercera potencia en el mundo; sin embargo, aún enfrenta condiciones de vida desfavorables para una parte significativa de su población. En 2022, India ocupó el puesto 134 en el IDH, expresando una esperanza de vida de 67.7 años, una escolaridad promedio de solo 6.6 años, y un PBI per cápita muy bajo: US$ 2,410.9. Sin duda, la desigualdad es universal.

En el caso de Perú, es evidente que se ha experimentado un notable crecimiento económico en las últimas décadas (4.5% interanual entre 2010-2019), impulsado principalmente por sectores como la minería y la construcción. Sin embargo, este crecimiento no se ha traducido de manera equitativa en un desarrollo integral para la mayoría de la población.

Los altos índices de desigualdad, la falta de acceso a servicios básicos y de calidad como educación y salud, y la informalidad laboral, son factores que evidencian la brecha entre crecimiento y desarrollo en el Perú; llegando al puesto 87 en el Índice de Desarrollo Humano en 2022, con una esperanza de vida de 73.4 años, escolaridad promedio de 10 años, y PBI per cápita de US$ 7,125.8.

A pesar de los avances económicos, la falta de políticas inclusivas y redistributivas ha limitado la mejora sustancial en la calidad de vida de amplios sectores de la población peruana.

A menudo escuchamos que el Perú es un país minero, pero también poseemos un vasto potencial turístico, que incluye la gastronomía, la cultura, el turismo de aventura y mucho más. Además, tenemos una floreciente agroindustria y una amplia variedad de alimentos altamente nutritivos. Es importante destacar que nuestra diversidad de microclimas nos permite desarrollar una agricultura diversificada y altamente nutritiva mediante el uso de tecnología, independientemente de nuestros recursos marinos, que deben ser priorizados para el consumo humano.

Es crucial comprender que el desarrollo no puede ser medido de manera universal, ya que varía según el contexto cultural, histórico y social de cada país y región.

De ahí que el crecimiento económico no garantiza un desarrollo integral, peor aún, si se basa en actividades extractivas que se exportan sin valor agregado y si no se abordan las desigualdades existentes en la sociedad, como sucede en el Perú.

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