Cultivar café y ahorrar agua
Cultivar café y ahorrar agua
Detrás de una reconfortante taza de café, quienes lo disfrutan no se imaginan la gran cantidad de agua que se usa para producir este maravilloso grano. Sin embargo, diversos productores en el mundo enfrentan cada vez más el dilema de continuar o no con sus sembríos. Según la Asociación de Cafés Especiales (SCA, por sus siglas en inglés) la respuesta está en la forma en que se produce y se procesa el café.
Tal es el caso del café Arábica cuyo hábitat natural son los bosques de gran biodiversidad y en los cuales los ciclos de agua se regulan naturalmente. Lo difícil es cultivar el café bajo sombra, pues demanda esfuerzos considerables en cuanto al manejo hídrico para ayudar a las plantas a permanecer saludables y de esa forma las cerezas puedan alcanzar su mayor potencial. Se conoce que la producción bajo el sol puede generar mayores volúmenes de café y es una solución que se propone a las fincas que no son rentables. Brasil es uno de los mayores productores y exportadores de café del mundo, y la mayor parte de su café es cultivado bajo el sol.
Asimismo, en diversos países beber una taza de café es cosa de todos los días, por ejemplo en Países Bajos se beben 18.6 mil millones de tazas de café o espresso, cappuccino u otro tipo, lo cual significa que cada una que se bebe contiene (según el tipo de café) de 20 a 200 mililitros de agua utilizada y según investigadores, la cantidad sería mayor, pues en total, se necesitan unos 300 millones de litros de agua para producir todo el café que se bebe por hora en este país.
¿Por qué el café usa tanta agua? Una taza contiene 7 gramos de café o unos 50 granos, que vienen de una planta que necesita agua tanto para su cosecha, proceso, embalaje, transporte y almacenamiento. Todas estas etapas contribuyen al consumo total de agua por taza. Y varía por tipo de café.
Según el IHE Delft Institute for Water Education (Centro Internacional de Educación Hídrica) se necesitan unos 140 litros de agua para producir una taza de café de 125 ml. Su estudio indica que, aunque la cantidad de agua usada variará dependiendo de si se realiza un proceso húmedo o seco, la mayor cantidad se emplea durante la etapa de crecimiento de la planta. A ello se une el clima, la geografía y otros factores, lo cual cambiaría el nivel de consumo del agua. También se tiene en cuenta al cambio climático que afecta a este cultivo.
En otros países utilizan el sistema de riego subterráneo con líneas de goteo para evitar el desperdicio de agua, así como sus gobiernos capacitan y apoyan a los agricultores. Sería ideal que eso mismo sucediera en el nuestro.
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