Desafío político en Energía y Minas

Desafío político en Energía y Minas

Se ha estrenado esta semana el flamante ministro de Energía y Minas, Jorge Luis Montero. Reemplaza en el cargo al censurado Rómulo Mucho, que cayó por el caso del directorio estatista de Petroperú y por la presión de la minería informal (tras la cual está la ilegal) que quiere perpetuarse y que tiene poderosos aliados en el Congreso, tanto de izquierda como de derecha. En otras palabras, Montero hereda los mismos problemas de Mucho, insolubles en un corto plazo.
Conocí a Jorge Luis en la Universidad Católica hace más de 30 años. Cómo pasa el tiempo. Su afición por la historia universal y la política, junto con otros amigos, nos conectaron intelectualmente. Luego cada cual siguió su camino, él en Economía y yo en Derecho. Entiendo que dedicó su experiencia académica al rubro de la energía durante todos estos años, así que domina el campo. También fue viceministro de ese portafolio en la presidencia encargada a Sagasti.
Se podría decir que es un técnico en la materia, pero dado su afición e interés por la política, podríamos decir que también es un político, y la historia que tanto le apasiona lo hace conocer los códigos para ejercer el mando político.
En la última conferencia de prensa del Consejo de Ministros hizo su debut modestamente diciendo que lo primero que iba a hacer era conocer su ministerio (había jurado 72 horas antes). Es un buen comienzo. Un político siempre debe saber con quiénes trabaja y dónde están los problemas de la maquinaria que se supone tiene que enfrentar, los más grandes de su sector. Aunque él ya ha sido viceministro, por lo que ya debe tener una idea del asunto.
El problema que enfrenta es esencialmente político y no técnico. La derecha empresarial y parlamentaria exige la liquidación (con varios matices) de ese monstruo en el que se ha convertido Petroperú, la empresa estatal empeñada en tragarse como Pantagruel la mayoría del erario público sin producir nada más que gollerías para su abultada planilla sindical. Para todos los efectos, está quebrada, pero hay una decisión política-ideológica de la presidente de mantenerla como está, apenas con ciertos afeites.
Por otro lado, se encuentra el problema de la minería ilegal, informal y artesanal, coaligadas en perpetuar el sistema de statu quo, que es no formalizarse nunca. La ampliación del REINFO, que no ha dado ningún resultado, ha unido en el Congreso, paradójicamente, a fuerzas de izquierda y de derecha, si cabe, para darles una gracia de un año más, como si lo que no se resolvió en una década se fuera a resolver en 365 días. Esto, previo bloqueo de carreteras en el Norte y el Sur del país, y un campamento de “mineros” a las afueras del Congreso durante días.
Digo que la derecha y la izquierda se han unido porque, obviamente, ahí está el oro que necesitan para sus campañas electorales de reelección, en la que creen los ilusos que tienen 6 % de aprobación.
Como vemos y podrá apreciar el flamante ministro, aquí hay poco de técnica y mucho de política. En realidad, no depende mucho de él solucionar el problema de Petroperú (por el que la derecha pronto pedirá su cabeza), sino de la presidente, el poder supremo. Y tampoco le concierne mucho la solución del problema de la minería informal, si todas las fuerzas políticas quieren que se mantenga ese statu quo para pescar oro a río revuelto.
Pero como el ministro bien sabe, la política es el arte de persuadir (en el siglo XII, que es su especialidad, eso era más fácil), pero la historia de la que tanto hablábamos en nuestras épocas de juventud es pródiga en ejemplos. El destino –como decíamos en aquellas épocas– lo ha puesto a prueba. Buena suerte, Jorge Luis.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.