Destrucción sin cambio
Destrucción sin cambio
Los desastres naturales pueden prevenirse y gestionarse para que su impacto no afecte brutalmente la vida de las gentes y la economía del país. Perú está altamente expuesto a ellos y el ciclón Yaku ha venido a recordárnoslo con furia, revelando, además, la corrupción de la ‘Reconstrucción con Cambios’, visibilizando la ausencia del Estado y su tremenda incompetencia.
Nuestra historia está marcada por desastres de diversa magnitud y tipo; también con la corrupción de casi todos los gobiernos y la indolencia del Estado. La tragedia que se vive en la costa peruana no es un golpe de mala suerte ni un castigo del cielo sino el producto de la irresponsabilidad de nuestras autoridades y de esa estafa llamada ‘Reconstrucción con Cambios’.
Todo este dolor, colapso de viviendas, muertes, campos de cultivo inundados y la pérdida de oportunidades de quienes empezaban a salir adelante estudiando, pudieron evitarse. Aquí hay responsables que deben ser denunciados penalmente: PPK y sus ministros, Vizcarra, Sagasti, Castillo y la propia Dina Boluarte que se puso las botas para la foto y después se petrificó y a las constructoras que se beneficiaron con miles de millones de soles, sin hacer lo que correspondía para que no suframos tamaña destrucción.
Lo que vivimos hoy impactará negativamente en el avance, crecimiento y desarrollo del país, por varios años. La ausencia del Estado es escalofriante y si aparece solo aporta problemas e incapacidad. Y esto genera un escenario peligroso de cara a la crisis económica que viviremos este 2023, con la amenaza de un posible Fenómeno del Niño ad portas.
El aumento de la pobreza podría ser tremendo y lanzarnos al caos social, a la desconfianza total en el orden establecido, por inútil, con una población enfadada que busque darle una vuelta de tuerca al sistema y al modelo, es decir una revolución popular de la gente harta y desatendida por un Estado que, así como anda, no da pie con bola. Pero no solo se trata de señalar a los corruptos y a los culpables sino asumir que el Estado necesita ser reformado.
Además para el caso de la vulnerabilidad de nuestro territorio a los fenómenos climáticos y terremotos, entre otros potenciales desastres, urge una política para enfrentarlos y obras para gestionarlos adecuadamente, así como la maquinaria pesada necesaria, ubicada en los sitios más expuestos.
Urge un plan de ordenamiento territorial y grandes planes de vivienda para los sectores más pobres, y no como siempre para la clase media baja, trabajadora. Millones de personas no pueden acceder a programas como Mi Vivienda o Techo Propio, porque sobreviven a duras penas y cada sol ganado es para alimentar a la familia.
La Reconstrucción con cambios despilfarró 21 mil millones de soles. Los sobrecostos de Odebrecht y Graña y Montero fueron de varios miles de millones de dólares. ¿Cuántas viviendas dignas y sanas pudieron construirse con el producto de semejantes robos?
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