Destrucción sin cambios
Destrucción sin cambios
Episodios de desolación predominan en los últimos días. Dolor, tristeza y coraje son algunos sentimientos que aparecen cuando vemos en imágenes a personas que han perdido lo mucho o poco que tenían por el lodo y rocas. La caída de huaicos y presencia de inundaciones, producto de las feroces lluvias a causa del ciclón Yaku, ha desnudado -como ya es una maldita costumbre- la inoperancia de las autoridades.
La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios tuvo a su merced una partida de más de 27 mil millones de soles para, por ejemplo, encauzar ríos o construir sistemas de drenaje, en pos de evitar que las principales arterias de las regiones norteñas terminen como piscinas de miseria. Pero ello no sucedió porque los inútiles (¿acaso también corruptos?) burócratas tuvieron la brillante idea de reconstruir lo que se había derrumbado tras el furioso fenómeno El Niño Costero del año 2017. Es decir, ocurrió una ¡reconstrucción sin cambios!
Es inadmisible, pues, que no se haya hecho absolutamente nada para reubicar a los pobladores que viven en las riberas de los ríos. El exministro aprista Hernán Garrido Lecca propone privatizar las riberas, a fin de que los eventuales compradores de estos terrenos inviertan en que no haya más desbordes, pues, de lo contrario, sus propiedades resultarían afectadas. Con el dinero de las ventas se podría, plantea Garrido Lecca, construir centros habitacionales para quienes antes arriesgaban sus vidas a diario en los márgenes de los ríos.
Esta es apenas una alternativa de las muchas que pudiera haber, porque aquí la solución no es solamente apagar incendios, sino de evitar esperar que llegue la desgracia para recién actuar.
Han pasado seis años -y con ellos alcaldes, gobernadores y presidentes- y todo sigue igual. Es hora de reclamar a las nuevas autoridades que no repitan la ineficacia mortal de sus antecesores. Es difícil, mas no imposible. De ello depende que haya una sociedad comprometida en exigir el uso adecuado del dinero recolectado de sus impuestos. Esto sí merece una cruzada nacional, con movilizaciones pacíficas callejeras incluidas, y no la excarcelación de un expresidente corrupto y golpista. Que la desgracia sirva para que los peruanos podamos, por fin, unirnos bajo una misma bandera.
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