Dina, si es incapaz, renuncie
Dina, si es incapaz, renuncie
Dina Boluarte está demostrando que ella y su ministro Otárola son el gran problema para pacificar el país en términos y plazos razonables. Por eso el beneficio de la duda inicial se acabó y hoy hay que presionar por todos los medios democráticos para que el Perú no se nos vaya de las manos.
Tal como anunciaron, a partir del 4 de enero los subversivos lanzaron su segunda oleada de ataques terroristas en unas ocho regiones, colapsando decenas de carreteras e inmovilizando ciudades importantes como Juliaca. Todo eso pudo haberse controlado en horas si realmente hubiera voluntad política para que se cumpla con el estado de emergencia e inclusive que en Puno se escale a estado de sitio. Sin embargo los remilgos de la presidente, quien hasta ha llamado a la CIDH para que vuelva a inmiscuirse en asuntos peruanos so pretexto de prevenir el abuso de los derechos humanos, ha determinado que militares y policías no sean respaldados y que a los efectivos de primera línea se les masacre al impedírseles el uso reglamentario de sus armas.
Otárola, por sus malquerencias con el renunciante coronel Liendo, ha bloqueado los planes operativos del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y ha dejado de lado el valioso aporte que ya había estructurado la DINI.
Peor todavía, el mensaje político es desastroso: Boluarte sigue como miembro del Grupo de Puebla (una de la organizaciones continentales comunistas que forman parte del complot contra el Perú), mantiene diálogo con acusados por terrorismo como Bermejo, desliza que no se opondría a una ilegítima constituyente, permite que Pedro Castillo siga azuzando desde la cárcel y es incapaz de llamar a los vándalos como jurídicamente corresponde: subversivos y terroristas; con lo cual demora la aplicación de las leyes que corresponden para ese tipo de crimen.
Entre tanto, recién ayer se ha destituido a los embajadores guardaespaldas del golpista y se ha publicado un insuficiente comunicado del Mininter sobre el impedimento de entrada al país para el cabecilla antiperuano Evo Morales.
Con esta conducción, sumada al bloqueo persistente de congresistas rojos y corruptos, estamos condenados al fracaso y a vernos envueltos en un conflicto largo y desgastante que, advierto desde ahora, haría imposible adelantar los comicios generales con previas reformas mínimas políticas y del sistema eleccionario. Por eso advirtámosle a Dina Ercilia: si es incapaz y no tiene convicciones democráticas, renuncie antes de hacerle más daño al Perú.