Dina tiene que ir a China por el desarrollo del Perú
Dina tiene que ir a China por el desarrollo del Perú
La reciente decisión de la presidenta del Perú, Dina Boluarte, de realizar en junio una visita de Estado a China, el principal socio comercial del país, ha generado diversas opiniones, a favor y en contra, entre los sectores políticos y de prensa peruanos.
Sin embargo, al observar de cerca los beneficios potenciales y estratégicos que se desprenden de este viaje, resulta evidente que la importancia de fortalecer los lazos con la nación asiática trasciende las discrepancias internas y se alinea con los intereses a corto, mediano y largo plazo del país.
El encuentro de la mandataria Dina Boluarte con el presidente de China, Xi Jiping, será una reunión previa a la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que Perú organizará en noviembre próximo y donde se espera en Lima la participación del presidente chino, junto con los gobernantes de las 21 economías que integran la APEC.
China no solo representa el mayor socio comercial de Perú, sino que también es una fuente crucial de inversión extranjera directa en sectores clave como la minería, energía e infraestructura. En los últimos años, el comercio entre ambas naciones ha mostrado un crecimiento robusto, reflejando una interdependencia que va más allá de las transacciones comerciales y entra en el terreno del desarrollo económico y tecnológico del país.
La agenda incluirá discusiones sobre infraestructura, salud digital y transferencia de tecnología en inteligencia artificial. Además, Boluarte planea visitar dos ciudades y desarrollar un programa de conversaciones y negociaciones con el objetivo de presentar más oportunidades de inversión para Perú.
Uno de los puntos clave es el incremento de las exportaciones de carne peruana a China, un mercado gigantesco con una oferta y demanda en crecimiento. El acceso ampliado a este mercado no solo beneficiaría a los productores locales, sino que también podría ser un catalizador para modernizar y expandir la industria cárnica del Perú, generando empleo y mejorando los estándares de calidad y producción, lo que también mejorará el acceso de carne en la alimentación peruana, en todos los sectores.
Además, la visita se centrará en discutir la inversión china en infraestructura peruana, incluyendo proyectos hospitalarios y ferroviarios. Uno de los proyectos más ambiciosos es la propuesta de un tren que conecte Brasil con el megapuerto de Chancay, de inversión china, próximo a inaugurarse. Este megapuerto apunta a transformar significativamente la logística y el comercio regional, posicionando a Perú como un eje central en el comercio sudamericano. Según Comex, al iniciarse sus operaciones, se reduciría el tiempo de traslado de contenedores entre Perú y China en no menos de 12 días, lo que reducirá el costo de los fletes marítimos del Perú y de otros países sudamericanos.
También se debe considerar la futura inversión de la empresa China Jinzhao en un puerto en la región de Ica, a construirse entre 2025 y 2027, con una inversión de 405 millones de dólares y una concesión por 30 años, destinada principalmente a la exportación de hierro y cobre.
Otro punto destacado de la agenda es la salud digital, un área en la que China ha realizado avances significativos. La experiencia china en gestionar servicios de salud para más de 20 millones de personas utilizando tecnología avanzada es un modelo valioso del cual Perú podría aprender mucho, considerando sus precarios servicios de salud, que han sido deficientes por décadas, vulnerando los derechos humanos de muchos peruanos.
La transferencia de conocimientos y tecnología en el campo de la inteligencia artificial (IA) también es crucial. China es líder mundial en el desarrollo y aplicación de IA, y una colaboración más estrecha podría propiciar el desarrollo tecnológico peruano y abrir nuevas oportunidades en campos tan diversos como la educación, la seguridad y la gestión urbana.
La visita de la presidenta Dina Boluarte a China es crucial para el Perú y no debe ser vista como un acto aislado, sino como parte de una estrategia diplomática y económica más amplia que busca consolidar y expandir la posición de Perú en el escenario internacional.
Más allá de las críticas y la oposición política, es importante reconocer y apoyar iniciativas que tengan el potencial de fortalecer la economía peruana, mejorar la infraestructura del país y avanzar en la adopción de tecnologías que puedan asegurar un futuro más prometedor para todos los peruanos.
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