Edmundo González, el presidente de Venezuela para el mundo

Edmundo González, el presidente de Venezuela para el mundo

Hace un par de semanas en que hablé, como ayer mismo, con el embajador venezolano, Edmundo González Urrutia, le dije que Venezuela, patria hermana del Perú, la tierra de Bolívar y de los imponentes llanos, comenzaba a trazar en su destino, la enorme responsabilidad de constituirse en candidato presidencial por la opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD), en las elecciones del 28 de julio de 2024, para vencer a Nicolás Maduro, el dictador que sigue imponiéndose con apoyo de la corrupta cúpula militar, para seguir al frente de Venezuela y en contra de la mayoritaria voluntad ciudadana. Es verdad que me dijo que su candidatura era provisional.

No era que Edmundo no quisiera asumir el rol que la historia nacional hoy le ha encomendado por su reciente nominación por unanimidad. Nada de eso. Edmundo es un diplomático de acero por dentro y por fuera. Tan valiente como discreto, como él, nadie. Es verdad que no tiene el estereotipo del político tradicional que sus enemigos podrían ver como una ventaja en su favor, pero se equivocan gruesamente. Edmundo es un diplomático con una vena política intrínseca y a prueba de balas.

Gracias a su invitación hallándose como coordinador de Enlace Internacional de la entonces Mesa de la Unidad Democrática –enorme contacto que pude conseguir gracias a un entonces más joven, valiente y muy comprometido diplomático peruano como Edmundo–, pude viajar como observador internacional a las elecciones del 6 de diciembre de 2015, en que la oposición logró arrancar en las urnas –como debe ser– a la dictadura madurista, el control de la Asamblea Nacional venezolana.

En esa ocasión conocí a María Corina Machado –que acaba de respaldar al embajador González Urrutia en su candidatura formal y definitiva–, que era hasta hace pocos días y sin discusión, la rival natural para vencer a Maduro que sabiendo decantadamente que la valiente política le ganaría las elecciones de julio próximo, decidió ponerle cabe y defenestrarla como también hizo a su rápido reemplazo, su tocaya la filósofa, Corina Yoris.

Edmundo González es un diplomático de carrera de una larga y prestigiosa trayectoria en el servicio exterior de su país, habiendo ocupado cargos de dirección de alto nivel en la cancillería, entre los que sí me gustaría relievar, su paso con huella como director general de la Oficina de Análisis y Planificación Estratégica y director general de Política Internacional, así como jefe de Misión en Argentina y Argelia y embajador concurrente en Túnez.

Edmundo, además, es un reconocido docente universitario, consultor independiente en asuntos estratégicos internacionales y un versado experto en política exterior, geopolítica y seguridad regional –ha sido director fundador del Centro de Análisis Diplomático y Estratégico–, y seguramente Maduro ya debe estar calibrando que el destino, yo diría mejor, la providencia, le ha puesto a un rival electoral de peso sobre todo con toneladas de moral política que el dictador jamás tendrá, y que en elecciones limpias y transparentes, que dudo vayamos a espectar, le ganará con creces la presidencia de Venezuela. Apoyemos desde afuera de este país hermano –lo haré sin desmayo–, la candidatura del embajador Edmundo González Urrutia que se ha decidido por su patria.

Los países democráticos y sus gobiernos deberían hace buen rato contactarlo y darle todo su respaldo internacional. Es lo que corresponde para con un candidato presidencial íntegro y patriota que honra a la historia y la memoria de Venezuela y del que no dudo, su pueblo lo ungirá como su Presidente.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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