Educación: ¿luz al final del túnel?

Educación: ¿luz al final del túnel?

Un agonizante problema nacional es que la clase política no considere que la infame educación –que asimismo se imparte de manera vergonzante en todas las escuelas públicas del país– constituya el problema vertebral de nuestra ignorante sociedad. Nuestra decadencia educativa es directamente proporcional a la incoherencia de su sistema pedagógico, fundamentalmente marcado por una apabullante incultura del sindicato de educadores estatales y por la vertical politización de este mismo sector. Venimos arrastrando ese lastre hace ya demasiado tiempo. Y salvo la extraordinaria experiencia que vivimos durante el segundo gobierno de Alan García cuando colocó como ministro de Educación al educador José Antonio Chang y por primera vez –tras la intentona velasquista de imponernos un régimen educativo castrista– el país diera un vuelco en materia educativa. Comenzando por proscribir que la dictadura comunista, impuesta por Velasco Alvarado, intervenga en la evaluación de nuestros maestros vía el sindicato único magisterial del Sutep. Chang consiguió restablecer así el rol fundamental del Estado supervisor en materia educativa, puesto de lado por décadas. Lastimosamente, el demagogo socialista Humala repuso la primacía sindical comunista, y desde entonces aquel agravamiento de la mala formación del profesorado ha contribuido a pauperizar aceleradamente nuestra hoy ya desastrosa educación pública, dirigida por una cúpula simpatizante nada menos que de sendero luminoso. Todos conocemos que esto es así por culpa de los diegos garciasayanes, carlos basombrios y toda aquella pléyade caviar que, desde comienzo de este siglo, gobierna el Perú sin haber sido electa por el pueblo. Claramente, la senderización de la educación peruana es hija natural de la comisión de la verdad y del museo de la memoria, inventos gangrenosos de la inmunda ralea caviar.

Sin embargo hoy surge una tenue luz al final del oscuro túnel de nuestra educación, con la participación de Morgan Quero como ministro del ramo, quien ha empezado su labor anunciando que separará a los maestros que adoctrinen a sus alumnos con la ponzoña senderista, refiriéndose a un reciente caso donde se descubrió que en la escuela Atusparia trabajaban varios profesores condenados por terrorismo. Como primera medida, el ministro dispuso su inmediata separación, además de reforzar la supervisión tanto en los colegios públicos como privados. “Nuestros niños merecen una enseñanza de calidad, sin aceptar de ninguna forma el trabajo que algunos quieren ejecutar inculcándoles doctrinas de terror. Vamos a continuar interviniendo escuelas en Lima, Callao y posteriormente en todo el Perú”, dice el ministro Quero.

Una golondrina no hace verano. Pero el flamante ministro de Educación empieza con buen pie su gestión. Falta que toda la opinión pública vuelque la suya a esto mismo. ¡Tema capital para nuestro atribulado país! No cedamos al demandar a las autoridades que se mantengan atentas al tema educacional. Será la única garantía posible para mejorar nuestra sociedad y, con ello, dinamizar al país. Lo que hemos estado haciendo las últimas dos décadas es todo lo contrario. ¡Y sus consecuencias están a la vista! Siete presidentes en cinco años, es muestra más que suficiente del estado catatónico de nuestra sociedad.

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