El caviar vive de la mediocridad política

El caviar vive de la mediocridad política

¡Está confirmado! Sin gobernantes mediocres o con alguna adicción o chicharrón de por medio, los caviares se quedan sin chamba. En gobiernos fuertes, con profesionales de primer nivel, y las cosas claras, no hay opción para su existencia sobrevalorada.

Dice el dicho,”en la tierra de los ciegos, el tuerto es Rey”. Ellos son los “tuertos” de gobiernos totalmente ciegos.
A las pruebas nos remitimos. Los caviares senior, venidos de las canteras del gobierno de Juan Velasco Alvarado, y agarrados como garrapatas a los puestos burocráticos que subsistieron, perdieron sus privilegios estatales con Fujimori, quien fue el Milei de la época. Despidió a los burócratas que únicamente calentaban el asiento y como contraparte tenían estabilidad laboral y un sueldo asegurado hasta la jubilación. También desenmascaró a aquellos líderes sindicalistas que brindaban con whisky en la negociación con los empresarios, mientras los arreglos a los que llegaban sólo los beneficiaba a ellos.

Como cuando trabajé en una compañía cervecera que donaba, al líder sindical, una cantidad extra de cervezas, únicamente por ser el líder sindical (¿?).

Bueno así las cosas, con Fujimori y luego con el segundo gobierno de Alan García, después de haberse quedado desempleados, estas sanguijuelas decidieron que nunca mas debería haber en el Perú un gobierno decente, con gente capaz; porque ellos NO serían convocados, dado su nivel de ideología trasnochada, total desconocimiento de la administración pública, incapacidad de crear riqueza, desesperación por gastarse el dinero de todos los peruanos en asesorías y consultorías de baja calidad y nada de utilidad; además de repartirse los trabajos del Estado entre sus “friends and family”.

Pero el olor a dólar los une, así que los últimos 20 años lograron poner a sus títeres mediocres y corruptos en el poder. La fiesta comenzó con Toledo, donde Jose (sin tilde) Ugaz, García Sayán, Susanita Villarán y demás alucinados, acumularon un poder excesivo que provenía de la incapacidad de Toledo de gobernar. Ellos se ofrecieron a ayudarlo, total, cualquiera mejor que alguien que depende del alcohol. Llegó Alan y la fiesta se les acabó, no más dólares fáciles, su venganza: cercar judicial y mediáticamente a Alan hasta llevarlo al suicidio.
Con Vizcarra, Sagasti y Castillo volvieron a facturar en verdes.

Esta lacra, vive de los medios pelos, de los arribistas, de los que los hacen creer que son vacas sagradas y que sin ellos, no podrán conseguir la salvación.

No lo olvides, el caviar vive de la mediocridad política para poder brillar, y por supuesto, ¡cobrar!

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